top of page
Foto del escritorCompass.

El caballo que inspiró a una nación

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


¿Contraseña?...

Si te preguntara a qué figura histórica te gustaría conocer, es probable que te cueste trabajo elegir, aunque sin duda todos serían humanos. Esto no es así para toda una nación que tendría entre sus opciones a un caballo.



Batalla de Haldighati – Choka

 

La raza equina Marwari tiene un lugar en el corazón de la cultura del norte de la India no sólo por su valor y belleza, sino por un ejemplar en particular que se convirtió en leyenda: el caballo Chetak.

 


Siguiendo la tradición oral y la poesía de la región del Rajastán, Chetak fue un semental del maharajá Pratap, el rey de Mewar. Contrario a la costumbre, se dice que Chetak fue quien eligió al gobernante como jinete. Ambos, agresivos y arrogantes, se entendieron de inmediato. Al corcel se le atribuyen proezas inusitadas, tales como escalar una pared de tres metros —nada desdeñable si enfatizamos las pesuñas— y recuperarse de una pierna rota, algo casi imposible para uno de su especie. Ambas, sin embargo, se quedan por detrás de su hazaña durante la batalla de Haldighati el 18 de junio de 1576.

 


El poderoso emperador mogol Akbar estaba decidido a conquistar el reino Mewar. Puso al frente de su ejército a Man Singh I, maharajá de Jaipur —estado rival de Mewar— y le ordenó tomar la ciudad de Udaipur, en el corazón del territorio objetivo. Pratap y su ejército decidieron hacerle frente al invasor en el paso montañoso de Haldighati en la cordillera Aravalli. Este corredor angosto era la única ruta para el ejército mogol y un punto estratégico en donde Pratap podía reducir la superioridad numérica de Man Singh. La emboscada surtió efecto y Pratap atacó directamente, desbordando las alas y el centro del ejército mogol. El ejército de Man Singh tuvo que retirarse hasta un lugar más amplio para así desplegar su poder. Envalentonado, Pratap ordenó perseguirlo y logró hacerle frente, pero las reservas militares de Man Singh eran mayores y en cuestión de minutos la balanza se inclinó a su favor. Con la superioridad numérica de su lado, rodeado por el batido de tambores y montado sobre un elefante, Man Singh dirigió personalmente a la retaguardia imperial al frente de batalla. La victoria era inminente.

 




Pratap sólo tenía una opción para poner a la fortuna de su lado: asesinar a Man Singh. Montado sobre Chetak, le puso una máscara de elefante bebé para confundir a los paquidermos enemigos, y cargó contra el rey enemigo. Chetak entendió la tarea y sin dudarlo saltó hacia el elefante de Man Singh y en medio vuelo puso las patas delanteras sobre su trompa para darle la oportunidad al maharajá de proyectar su lanza. En ese momento crucial la narración histórica se suspendió en espera de conocer el desenlace, el rey que muriera le daría la victoria al otro. Pratap falló el tiro y atravesó al conductor del elefante en lugar de perforar el pecho de Man Singh y, en el proceso, el elefante traspasó con un colmillo una pata trasera de Chetak. En la acción Pratap también resultó herido y al caer un ayudante cercano le arrebató la corona, se la puso y se alejó a galope para despistar al enemigo. Con el ejército mogol distraído Chetak transportó al maharajá a un lugar seguro. Con sólo tres patas saltó sobre un río de siete metros de ancho para llevar a su amo a la orilla segura. Al otro lado se alejó del campo de batalla lo suficiente para salvar a Pratap. La proeza le costó la vida. Man Singh logró conquistar el territorio una semana después. El propio Akbar dirigió una campaña sostenida contra Pratap y gran parte del territorio de Mewar cayó bajo el control mogol.

 


A Pratap le tomó veinticinco años recuperar la mayor parte de su reino de manos de Akbar. En 1597, a los 56 años, en su lecho de muerte le dijo a su heredero que nunca se sometiera a los mogoles. Se dice que el emperador derramó una lágrima cuando supo que el rey al que no podía derrotar había muerto.

 


Por su parte, Chetak sigue siendo celebrado por miles de indios que cada año visitan su memorial en el paso Haldighati. Aunque no hay fuentes históricas de la época, la leyenda de Chetak se volvió parte del imaginario rajastaní durante el siglo XVII. Su historia inspiró y se convirtió en un emblema de lealtad, orgullo y —de acuerdo con los tiempos— resistencia contra la presencia británica. Hoy, tiendas, restaurantes, e incluso una motoneta llevan el nombre del caballo, y algunos criadores de caballos Marwari afirman poseer sementales que descienden de Chetak.

 


Las leyendas y la Historia suelen combinarse hasta un punto en el que es difícil distinguir el lugar donde deben separarse. Tal vez ese sea el beneficio de esta relación, alejarnos de la realidad pura y dura para proveernos de inspiración, una necesidad humana que impulsa las decisiones y acciones a lo largo de cualquier periodo histórico.

 

 

Si te gustó este artículo, ¡compártelo! La valentía y el compromiso es lo que nos distingue en un mundo que olvida fácilmente. No dejes que se pierda el mensaje de este escrito en el mar de clics no dados. Recuerda que la cultura es una cadena que debes proteger y a la que debes sumar. Por favor no la rompas por apatía.





 


Aprende más:

Ve el video:

 

Fuentes:

Chadha, Sneha. 2019. Chetak: Maharana Pratap’s Champion Horse. Último acceso: 02 de agosto de 2023. https://myudaipurcity.com/chetak-horse/ 

Royal Asiatic Society. 2017. The Elephants in the (Reading) Room. mayo. Último acceso: 02 de agosto de 2023. http://royalasiaticsociety.org/the-elephants-in-the-reading-room/

 

 

93 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page