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Especial Escocia- David I: De exiliado a rey

Actualizado: 20 oct 2022

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea


David I


Era el año de 1093 y el entonces rey de Escocia, Malcolm III, y su primogénito, Eduardo, fueron asesinados a las orillas del río Aln. Sin un líder ni un sucesor maduro, el trono escocés fue usurpado por el hermano de Malcolm, Donald III, dejando a sus demás sobrinos Alexander, Edgar y David fuera del poder. Los pequeños fueron exiliados a Inglaterra, y vivieron una infancia ambulante hasta que el tiempo puso todo en su lugar. Habrían de pasar treinta y un años para que Escocia recuperara del destierro a uno de sus reyes más luminosos y revolucionarios: el gran David I.



El paradero del joven David no es fácil de rastrear, solo se sabe que pasó varios años entre Inglaterra y Normandía, bajo la afortunada protección del rey inglés, William Rufus, quien también se opuso a la coronación de Donald como rey escocés. Ahora bien, además de sus hermanos, David también contaba con algunas hermanas, como Matilda quien, tras algunos años después del destierro, contrajo nupcias con el hermano del rey de Inglaterra, Henry Beauclerc. Al morir William y ascender Henry, la vida de los exiliados del norte cambió para siempre. De la noche a la mañana, David y sus hermanos se volvieron cuñados del rey, y con ello se transformaron en algunas de las figuras más importantes de la corte inglesa.



Al morir su tío Donald y su hermano Edgar, Alexander volvió fortalecido a Escocia y asumió el trono en el 1107. Mientras tanto, David gozó del beneplácito del rey inglés y pudo contraer matrimonio con Matilda de Hutingdon heredera del conde de Northumberland. Asimismo, el matrimonio trajo consigo el "Honor de Huntingdon", un señorío repartido por varios condados. La suerte de aquel pequeño exiliado estaba cambiando, y su agradecimiento era tan grande que decidió nombrar a su hijo Henry, en honor a su cuñado, amigo y patrón.


Frente y reverso del Gran Sello del rey David I


Por un tiempo, las familias de Alexander y David convivieron pacíficamente, hasta que la súbita muerte del primero desequilibró la política familiar. Para la fortuna de David y la desgracia de Máel Colium, hijo del difunto rey, los escoceses llevaban años sin seguir las leyes de primogenitura lo que recreó el escenario perfecto para que tío y sobrino se enfrentaran por el control de las “highlands” del norte. En aquel entonces, David contaba con el respaldado inglés de su cuñado, obligando a su sobrino a elegir entre aceptarlo como rey o lanzarse en guerra contra Inglaterra. Máel Colium eligió pelear. Ambos ejércitos se enfrentaron en fieras batallas; sin embargo, David, más poderoso y experimentado, consiguió vencer.



En abril o mayo de 1124, la tierra escocesa volvió a sentir las firmes pisadas, ya no de un niño exiliado, sino de un hombre maduro hecho rey. El reinado de David I había comenzado y con ello la reforma de la Escocia medieval; reflejo de una primera revolución europea.

Mapa del reino de Escocia


De acuerdo a los historiadores Robert Barlett y Robert Moore los años 950 al 1350 se caracterizan por la expansión de la cultura y las instituciones carolingias desde un “núcleo” ubicado al norte de Francia y oeste de Alemania, hasta alcanzar zonas más “periféricas” como las Islas británicas. Fue así que David I se sumó a esta ola “europeizadora” para alinear su reino con el continente. De pronto, el horizonte rural de Escocia se vio decorado por las primeras villas estilo medieval, acompañadas de fortificados castillos; Roxburgh y Berwick fueron las primeras, para luego seguirles los pasos Stirling, Dumferline y la siempre atemporal Edimburgo. El comercio que corrió por sus calles y la explotación de las minas de Alston hicieron posible que se acuñaran e intercambiaran las primeras monedas escocesas. El sistema feudal fue importado de Francia e Inglaterra para administrar el reino, y en términos de religión David es sobre todo reconocido por implementar los ideales de la Reforma Gregoriana. La estructura de la Iglesia definida desde Roma fue replicada, y se construyeron grandes monasterios a lo largo y ancho de Escocia, incluso se trajeron varios monjes del extranjero para habitarlos. Agustinos, Cistercienses y los hoy inexistentes Tironenses, obtuvieron un lugar de estudio y oración en Kelso Abbey, Holyrood Abbey y Melrose Abbey, el mayor establecimiento monástico medieval escocés. Aquellos monasterios no eran solo una expresión piadosa de David, sino que también sirvieron para transformar a Escocia, pues servían como centros de investigación que proveían a la corona de hombres letrados y capacitados para servir en las distintas necesidades administrativas del nuevo gobierno, así como proveer al campo de nuevas prácticas agrícolas que llenaran los graneros de la sociedad escocesa. En otras palabras, Escocia nunca volvió a ser la misma y fue capaz de ponerse a la altura del resto de Europa gracias a una transformación liderada por un chico exiliado que volvió como rey.


Y tú ¿quién crees que será el siguiente joven capaz de transformar el rumbo de una nación?


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Melrose Abbey



 

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