Autor: Esteban Soní Rico
Ludwig Wittgenstein
¿Cómo puede llamarse uno “ser humano” si uno no está en paz consigo mismo?, ¿cómo llamarse “ser humano” si uno no toma posición ante la muerte y la vida?, ¿si en un conflicto nacional, o mundial, uno se queda inmóvil? Estas preguntas invadían la mente del joven Ludwig Wittgenstein en 1914, y la decisión que tomó a raíz de esas preguntas fueron cruciales en su pensamiento.
Ludwig Wittgenstein fue un filósofo austriaco muy importante en el siglo XX, sobre todo por su único texto publicado, el Tractatus Logico-Philosophicus, en 1921. Wittgenstein quería escribir sobre lógica, e incluso tenía cierta correspondencia con Bertrand Russell, un lógico muy importante del siglo XX, pero algunos sucesos le hicieron darse cuenta de muchas cosas más allá de la lógica.
En julio de 1914 estalló la Primara Guerra Mundial y, en agosto, Wittgenstein se alistó voluntariamente como soldado raso en el ejército austrohúngaro. Wittgenstein era un gran lógico, estaba empezando a escribir al respecto, pero sentía que no podía quedarse sentado escribiendo de lógica mientras se daba un conflicto mundial; era un ser humano antes que un lógico, por lo que tenía que hacer lo que estuviera a su alcance.
Wittgenstein participó en distintos lugares de la guerra, estuvo en el frente y en la trinchera. Esta experiencia lo llevo a distintas reflexiones de diversos temas, al igual que a leer a filósofos como Kierkegaard y a distintos literatos como Dostoyevski y Tolstoi. Si bien es cierto que en ningún momento dejó por completo su estudio de la lógica y el lenguaje, siendo en el propio campo de batalla donde escribió algunos puntos de su obra Tractatus Logico-Philosophicus, también es cierto que la guerra lo invitó a reflexionar sobre la ética, la religión, y otra serie de cuestiones que no pueden abordarse desde la lógica. Estas reflexiones dejaron una huella profunda en el filósofo austriaco.
Tras la Primera Guerra, en 1918, y de regreso en casa hasta agosto del 19, después de haber pasado tiempo en una prisión militar italiana, Wittgenstein era completamente otro. De poder ser considerado un patricio arrogante, perteneciente a una buena familia, surgió un hombre sencillo y sin afanes de riqueza que, al volver de la guerra, prescindió de su dinero y lo repartió entre sus hermanos, renunciando a su vida anterior para preocuparse solo por la publicación del Tractatus como una especie de testamento al respecto, obra donde el filósofo no sólo habla de la lógica y del lenguaje, sino también de sus límites, y su relación con la ética, la mística, la religión, entre otros temas.
Como parte de esta ruptura de su vida anterior, después de haber dejado de lado las riquezas, en 1920, Wittgenstein viaja a Trattenbach, pequeño pueblo de Austria, en donde empieza a dar clases a niños en una escuela primaria, y después continuó enseñando en Warth a nivel secundaria. En este periodo en el que se dedicó a la enseñanza, es que se publicó el Tractatus, e incluso se le hizo una traducción.
7 § De lo que no se puede hablar hay que callar. Tractatus Logico-Philosophicus, Ludwig Wittgenstein.
Y tú, ¿qué consideras que nos define como humanos?, ¿acaso el estar cerca de la muerte o incluso presenciar la guerra como creía Wittgenstein? ¿Crees que estas experiencias son tan importantes como para cambiar la visión que se tiene de la vida?
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Primera edición traducida al inglés de Tractatus Logico-Philosophicus
Aprende más:
Fuentes:
Wittgenstein, Ludwig. (2009). Intoducción y Tractatus lógico-philosophicus, en Wittgenstein I, Isidoro Reguera y Jacobo Muñoz, Traducción y notas. Gredos.
Wittgenstein, Ludwig. (2014). Diario filosófico (1914-1916) y Diarios secretos en Wittgenstein III, Jacobo Muñoz y Luis Fernando Moreno Claros, Traducción y notas. Gredos.
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