top of page

El Tesoro de Guarrazar

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea


ree

Tesoro de Guarrazar (Guadamur, Toledo) Siglo VII (621-672),

Museo Arqueológico Nacional (España)



Bajo las lluvias torrenciales que azotaron Guadamur (España) en 1858, el terreno cedió como si la tierra hubiese decidido revelar un secreto largamente escondido. Bajo la antigua iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces la lluvia dejó entrever dos cajas revestidas de hormigón romano que resguardaban cruces y coronas votivas de varios reyes del reino visigodo de Toledo. Eran ofrendas de carácter permanente para honrar a Dios y consistían en grandes figuras de metales preciosos, cuajados de pedrería, vidrio, perlas, entre otros objetos de valor incalculable. Usualmente eran ofrecidas por reyes y nobles para ser suspendidas sobre el altar, expresando casi siempre alguna inscripción latina con el nombre del oferente. Eran objetos que merecían estar en un museo tras su hallazgo; sin embargo, su camino para llegar a una vitrina segura fue largo.



Por un lado, el primer depósito cayó en manos de Escolástica Morales, una niña que solo vio fragmentos brillantes sin sospechar el eco histórico de aquello que sostenía. Ahora bien, su hallazgo desencadenó un proceso inesperado: fragmentos vendidos a plateros toledanos, piezas desarticuladas y componentes dispersos. ¿Cuántas joyas se perdieron para siempre en ese tránsito clandestino?, nunca lo sabremos. Su padrastro, Francisco Morales, permitió la circulación de estos objetos que pronto despertaron el interés del profesor francés A. Herouart, quien se hizo con lo que aún no había sido fundido mientras compraba también la tierra donde todo había surgido. Más tarde, el profesor Herouart vendió las joyas al diamantista José Navarro, quien recomponía coronas como si intentara reconstruir una frase rota. Fue en 1859, cuando Navarro viajó a París para negociar la venta de ocho coronas y seis cruces, provocando un efecto dominó cuando la noticia se expandió en publicaciones francesas. Ante la evidencia de un tesoro nacional camino al extranjero, la Comisión Provincial de Monumentos y el Gobierno de España iniciaron reclamaciones, investigaciones judiciales y excavaciones, en un esfuerzo titánico por recuperar no solo las piezas sino la memoria que se escapaba entre ellas.



Mientras tanto, por otro lado, el segundo lote, descubierto por Domingo de la Cruz, sufrió un destino similar. Fragmento tras fragmento salía de sus manos hasta que, incapaz de seguir comerciando el tesoro, decidió obsequiar a la reina española Isabel II (1833-1868) las dos joyas que aún conservaba. Entre ellas se encontraba la corona de Suintila (s. VII d.C.), rey visigodo que consiguió expulsar definitivamente a los bizantinos de la Península Ibérica hacia el 624 d.C.; no obstante, desapareció sin dejar rastro tras el robo del Palacio Real de Madrid de 1921.


Detalles del Tesoro de Guarrazar

En la corona votiva de Recesvinto, las letras colgantes dicen en latín:

RECCESVINTVS REX OFFERET (El rey Recesvinto la ofreció).


Hoy, lo que queda del Tesoro de Guarrazar está disperso como si el propio conjunto quisiera narrar su historia en varios actos. En primer lugar, en el Museo de Cluny, en París, reposan tres coronas: la de Sonnica (mujer de la nobleza visigoda), otra decorada con arquillos y una tercera de retícula abalaustrada, acompañadas de una cruz colgante, de la letra R de la corona de Recesvinto (653-672) y de fragmentos que completan un mosaico aún incompleto. En segundo lugar, el Museo Arqueológico Nacional de Madrid guarda las seis coronas devueltas por Francia en 1941, entre ellas la de Recesvinto, junto con tres coronas de retícula abalaustrada y cuatro cruces pendientes. Por último, y en tercer lugar, en el Palacio Real de Madrid se encuentran parte de las piezas del segundo lote: la corona del abad Teodosio, la cruz del obispo Lucecio, una esmeralda grabada y colgantes desprendidos.



Con caminos atropellados para llegar a un recinto seguro y misterios aún sin resolver, un estudio gemológico ​reveló que, en total, el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules, cuyas características indican una alta probabilidad de ser procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka, 3 cordieritas azules o iolitas, 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias o piedras de luna, 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino. Definitivamente, piezas sencillas de desmontar y que en las manos incorrectas jamás volveríamos a ver.



Si llegaste hasta aquí, te agradezco tu paciencia. Supongo que compartes, al igual que Compass., la habilidad de sorprenderte por las maravillas que el mundo y la cultura tienen a nuestra disposición. Sabiendo que eres así, nos gustaría recordarte que en este Centro Cultural tenemos un servicio boutique de Cursos para viajeros en el que logramos que los buenos viajeros lleguen a sus destinos mucho más informados y listos para apreciar todos los colores de la cultura a la que se adentrarán. Si tienes un viaje en puerta, da clic aquí y descubre cómo podemos ayudarte.

 

ree

ree


Aprende más:

Nuestro libro recomendado es - Periplo - Viaja por el mundo con 100 cápsulas de su historia

por Fermín Beguerisse Hormaechea y Guillermo Beguerisse Hormaechea.

Descúbrelo en: https://amzn.to/3RVBZdC   


Fuentes:

Imágenes:


 

 

 
 
 
  • facebook
  • instagram
  • Negro Twitter Icono
  • Negro del icono de YouTube

©2025 by Compass. Guiándote por la Historia. Proudly created with Wix.com

Conoce nuestro Aviso de Privacidad

bottom of page