Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea
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¿Alguna vez ha estado en una conversación que deriva a la pregunta «...bueno, pero a fin de cuentas, ¿qué es el arte?». Las respuestas suelen ir desde discusiones bizantinas, pasando por conversaciones enriquecedoras, y hasta muecas de hastío. Tal vez la respuesta es más mundana de lo que creemos.
Roca en forma de montaña fantástica
Uno de los problemas más graves de nuestro tiempo es no poder distinguir aquello que es verdadero de lo falso, lo falso compartido por inocencia, lo verdadero diseminado a medias por la maldad, o una mezcla de factores que nos hacen dudar de aquello que vemos, leemos o escuchamos. Este trastorno, además de manifestarse en los medios, lo hace de forma tangible en el arte, o incluso podríamos limitarnos a decir «forma sensorial» al incluir lo digital.
La identidad del arte ya no es algo evidente como algunos quieren creer. ¿Sigue siendo arte si tiene implicaciones políticas? ¿Es mejor si critica o si elogia? ¿Quién sea el artista o el dueño de la obra afecta su validez o mensaje?, piense en lo que conlleva la elaboración de un largometraje que usted considere una obra de arte: escritores, actores, maquillistas, camarógrafos, diseñadores, compositores, editores y directores; todos artistas y al final el dueño es el Estudio que financió todo y que gana dinero con su comercialización. Esta discusión enorme e interesante se puede resumir en preguntarnos si lo que llamamos arte es algo que va «más allá» de estas consideraciones. ¿Por qué algunas cosas nos mueven y en cambio somos indiferentes a otras? Dejando a un lado la subjetividad y abrazando la honestidad para involucrarnos con una pieza de arte, imagine lo siguiente: En una universidad hay una estatua de bronce de un gato. Así la fundió el artista y así se instaló, pero el rector —conociendo la propensión al hurto de algunos de sus estudiantes— decidió ponerle una cadena alrededor del cuello y fijar la estatua a un pedestal. Con el tiempo, la comunidad comenzó a llamar a la obra «El gato encadenado». Ahora bien, ¿dónde termina la obra? Algunos dirán que es sólo el gato, otros añadirán la cadena, los más aventurados dirán que el pedestal, que las escaleras, que la universidad, y así podemos seguir hasta llegar al absurdo de englobar a todo el planeta. La exageración es evidente, pero la sucesión progresiva no lo es tanto; ¿bajo qué principio ponemos un límite? Este ejercicio lo sugirió el filósofo Arthur Danto y mencionó: «[...]en el momento en que permitimos que [la cadena de hierro] se convierta en parte de la obra, [] se convierte en una especie de arenero metafísico que se traga el universo» Al final, cada uno se detendrá en algún lugar, el límite es nuestra definición particular de arte y ya puestos en ese nivel, se llega al exceso ejemplificador del arte contemporáneo que termina por cuestionar esa subjetividad diciendo que nada es arte o que todo puede serlo. Me gustaría poner a su consideración, querido lector, una respuesta diametralmente opuesta y que, alejada por completo del arte contemporáneo, tiene alrededor de mil cuatrocientos años de antigüedad.
Roca en forma de montaña fantástica
Durante la dinastía Tang, en el este de China un hombre paseaba alrededor de un lago y descubrió algo aparentemente trivial: dos rocas con formas extrañas. Este caminante era Bai Juyi, un funcionario estatal y uno de los poetas más importantes de China. Quedó impresionado por las piedras, con sus ángulos retorcidos y perforaciones de lado a lado. Las hizo llevar a su casa y le sirvieron de inspiración para sus poemas. ¿Cuál es el valor de estos ejemplares tan banales? Bai Juyi conocía bien la filosofía taoísta y su apreciación por la naturaleza. Ante sus ojos educados bajo esa sensibilidad, los agujeros y hendiduras de las piedras eran evidencia de las poderosas fuerzas del universo que nos rodean y frente a las cuales sólo podemos dejarnos llevar con armonía. Gracias al entusiasmo de Bai Juyi, las inusuales piedras caliza del lago Taihu pronto fueron buscadas por más personas cultas. Estas piedras decorativas se conocen como gongshi o piedras espirituales (a veces mal traducidas como «rocas de los eruditos»), y sus formas retorcidas son admiradas como evidencia de la energía que anima a la naturaleza, incluyéndonos.
Roca Dragón Auspiciosa - Zhao Ji (Emperador Huizong de la dinastía Song)
De acuerdo con Robert D. Mowry, curador del Museo de Arte de Harvard y consultor senior de Christie’s, los gongshi son: «piedras favoritas que los literatos chinos exhibían dentro de sus estudios». De esta manera no debían salir a buscar inspiración y podían pintar o componer poesía usando las piedras como representaciones de montañas, islas, valles o nubes. No obstante, fueron las cualidades abstractas las que atrajeron a estos coleccionistas, algo parecido a lo que se ve en la escultura vanguardista de Brancusi o Giacometti, y con el paso del tiempo se crearon una serie de términos para describir las cualidades deseadas en una roca de este tipo. Los gongshi son tan valorados como cualquier pintura o caligrafía e, incluso en la actualidad, se espera que cualquier persona educada sepa apreciar una roca de calidad.
Si bien estas rocas decorativas nos pueden parecer extrañas, tal vez estamos más familiarizados con su derivación en el Japón del siglo XV. Japón, influenciado enormemente por la cultura china, adaptó la obsesión por las rocas a un concepto distinto. Atrás quedó el taoísmo y se sustituyó con budismo zen. En Japón, las rocas espirituales se conocen como suiseki, y tienden a ser más tenues y con curvaturas más suaves que sus contrapartes continentales. De esta manera las rocas son apreciadas por su yoseki, una apariencia antigua y desgastada, que se adapta mejor a la estética del wabi sabi (una cosmovisión basada en la transitoriedad y la belleza de lo imperfecto). Las suiseki no están colocadas sobre soportes de madera como los gongshi, sino en bandejas o patios rodeadas de arena o agua, evocando montañas y lagos. El ejemplo más notable está en el templo Ryōan-ji en Kioto. Ahí el paisaje se reduce a su esencia: rocas dispersas como montañas rodeadas por grava rastrillada que sugiere agua que fluye.
Jardín zen en Ryōan-ji
En una época en la que pasamos pocos minutos al año en estado de contemplación, unas piedras parecen ser más elocuentes de lo normal. La tradición de apreciar piedras se desprende de la necesidad de rodearnos de objetos que encarnan ciertos valores que corremos el peligro de perder de vista con el ajetreo de la cotidianeidad. El arte no sólo es arte porque le damos esa intención en una conjunción entre artista(s) y espectador(es), sino porque despierta algo dentro de nosotros. Algunos de nuestros momentos más sublimes pueden pasarse en presencia de una roca y dentro de esa entrega absoluta nos conmovemos con su recordatorio de aquello que es importante. Son sensaciones y conceptos que se escapan de las palabras; a fin de cuentas, así opera el arte: es una totalidad mayor que la suma de sus elementos. De nuevo, piense en esa película que usted considere una obra de arte; verá que es mucho más que fotografías secuenciadas en movimiento.
Song Kang-ho, interpretando al Sr. Kim sosteniendo un suseok (gongshi en Corea)
en una escena de la película «Parasite»
Espero que con este artículo usted pueda acercarse con una nueva mentalidad a obras de arte que hasta hoy ha descartado o ignorado. La apertura a nuevos conceptos sólo puede enriquecer lo que el mundo nos ofrece, sea en la mejor de las galerías o en la orilla de un lago.
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por Fermín Beguerisse Hormaechea & Guillermo Beguerisse Hormaechea Descúbrelo en:
Fuentes:
Lan Su Chinese Garden. 2024. Scholars’ Rocks. Último acceso: 09 de mayo de 2024. https://lansugarden.org/things-to-do/events/gongshi.
Christie's. 2015. Collecting Guide: Scholars’ rocks. 22 de noviembre. Último acceso: 09 de mayo de 2024. https://www.christies.com/en/stories/collecting-guide-scholars-rocks-b39280a0d3ea4e5d81f4ad14eee2beb2.
Beauchamp, Scott. 2020. The Quality of Objects. 19 de junio. Último acceso: 09 de mayo de 2024. https://kirkcenter.org/reviews/the-quality-of-objects/.
Elias, Thomas S. 2013. Viewing Stones or Gongshi Part 2. mayo. Último acceso: 09 de mayo de 2024. https://www.vsana.org/ar-17-viewing-stones-or-gongshi-part-2.
The School of Life. 2024. The wisdom of rocks: Gongshi. Último acceso: 09 de mayo de 2024. https://www.theschooloflife.com/article/the-wisdom-of-rocks-gongshi/.
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