Compass.
- 6 sept 2022
- 5 Min. de lectura

Desclasificado-“Operación Ajax”

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea

¡Alguien le ha disparado al sha! Esta fue la noticia que adornó los periódicos de Irán el 5 de febrero de 1949. Sucedió con una velocidad y una sorpresa insospechadas. Mientras el sha Mohammad Reza Pahlaví asistía a una ceremonia conmemorativa por la fundación de la Universidad de Teherán, símbolo del laicismo que se promovía desde el trono iraní, un periodista musulmán fundamentalista detonó cinco disparos que atentaron contra la vida del monarca pro-occidental. Mohammad Reza Pahlaví consiguió recuperarse tras unos días en el hospital, pero lo sucedido en las inmediaciones universitarias mostró lo inevitable: la autoridad del rey desaparecía y el espionaje de Occidente estaría allí para evitarlo.

Conmocionado por ver la muerte ante sus ojos, el sha comenzó a tomar un papel político más activo en un esfuerzo por recuperar lealtades y combatir voluntades disidentes. Su primer acto fue organizar una Asamblea Constituyente que le permitió reformar la constitución y adquirir más poder, lo que luego encausó el establecimiento de un Senado donde tuvo el derecho de designar a la mitad de los senadores. Mohammad Reza Pahlaví parecía recuperar su autoridad como gobernante; sin embargo, su más grande crítico, Mohammad Mosaddegh, opinaba distinto.

Mosaddegh pensaba que este aumento desmedido del poder del sha no era democrático, por lo que pronto formó una coalición de oposición llamada el Frente Nacional, cuyo objetivo político primordial era el terror de los británicos, en otras palabras, la siempre temida nacionalización del petróleo. Durante años, y tras una serie de acuerdos bilaterales, los británicos habían explotado el oro negro de Irán, consiguiendo excelentes rendimientos para la Anglo-Iranian Oil Company y también llenando las arcas del propio sha. La pesadilla capitalista fue adquiriendo forma cuando el Frente Nacional se hizo más popular y Mossadegh asumió el puesto de primer ministro.

Desde su nueva posición de poder, Mossadegh usó al Frente Nacional y al apoyo popular generalizado para promover la nacionalización petrolera. El sha, indignado por la insolencia de su nuevo primer ministro, hizo un intento de despedirlo; no obstante, Mossadegh se había ganado el respaldo popular, y fueron los propios iranies quienes exigieron el regreso de su primer ministro. Era claro, Irán se encontraba dividido y los intereses británicos estaban en juego.

En 1951, con Mossadegh de vuelta y con una gran ola nacionalista entre la sociedad iraní, el Parlamento de Irán emitió un voto casi unánime en favor de la nacionalización del petróleo. Inmediatamente, las alarmas en Londres comenzaron a sonar, y el gobierno británico acudió a su servicio de inteligencia en un esfuerzo por cambiar el destino de esta historia; el MI6 entraba en escena.

Tras un embargo británico que sacudió la economía de Irán, el encanto público de los iranies hacia las decisiones de su primer ministro se fue desvaneciendo, por lo que Mossadegh recurrió a los Estados Unidos en busca de ayuda. Nunca imaginó que los británicos se le habían adelantado. Gran Bretaña logró utilizar su apoyo a los Estados Unidos en la Guerra de Corea como una carta de negociación frente a la Casa Blanca, consiguiendo mantener el embargo económico sobre Irán y una colaboración con la agencia de inteligencia estadounidense por excelencia: la CIA.

[Imagen 1] Sha Mohammad Reza Pahlaví / [Imagen 2] Escudo de la CIA /

[Imagen 3] Mohammad Mosaddegh / [Imagen 4] Escudo del MI6

Mientras los agentes británicos del MI6 se desplegaron por todo Irán, sobornando a candidatos y jefes regionales para llenar al parlamento iraní de diputados contrarios al primer ministro, Mossadegh se vio obligado a estrechar lazos con la única facción que se negaría a la intromisión capitalista de Occidente en el país, así es, los comunistas. Mossadegh siempre había sido un hombre pragmático que solo les decía a sus aliados lo que querían escuchar; primero, antes de llegar al poder, les prometió a los líderes musulmanes un estado islámico a cambio de favorecerlo con el apoyo popular de sus comunidades religiosas, luego, al no cumplirles y verse aislado por la crisis de la nacionalización petrolera, le prometió secretamente al partido comunista Tudeh la institución del comunismo en Irán. Pero los tiempos habían cambiado, y los susurros de aquella negociación en plena Guerra Fría escaparon de la habitación, viajaron por las calles de Teherán, se posaron en oídos británicos, fueron codificados y transmitidos por telégrafo a Londres y cruzaron el inmenso océano Atlántico hasta alcanzar la oficina oval del presidente de los Estados Unidos. La orden presidencial a la CIA fue clara: “Desplegar operación Ajax”.

Bajo el mando del agente de la CIA Kermit Roosvelt, los Estados Unidos apoyaron a Gran Bretaña a detonar un golpe de Estado en Irán para hacer a un lado a Mossadegh y revertir la nacionalización del petróleo. El sha, que se había resistido a conspirar, finalmente accedió a las presiones estadounidenses y una vez con la aprobación del sha, la CIA ejecutó el golpe. Los conspiradores golpistas redactaron decretos reales que desestimaban a Mosaddegh y nombraron al general Fazlollah Zahedi como primer ministro. Después de firmar los decretos y entregárselos al general Zahedi, el sha y la reina Soraya partieron a una semana de vacaciones al norte de Irán. El águila dejó el nido y el caos se apropió de la capital.

Mossadegh rechazó la destitución y millones de sus seguidores, así como los del partido comunista Tudeh, tomaron las calles. Varios de los golpistas y simpatizantes del sha fueron encarcelados, el sha abandonó el país y Mossadegh interpretó haber vencido. Pero nada era lo que parecía. La CIA continuó trabajando sobre el golpe de Estado y otorgó su apoyo al general Zahedi para consolidar su posición como primer ministro legítimo. Zahedi pronto se reunió con el ayatolá o el líder musulmán chiíta Mohammad Behbahani y un segundo plan fue diseñado. Mientras ambos capitalizaban los temores de la clase alta, es decir, la huida del sha, la llegada del comunismo y el arresto de la oposición, la CIA complementó el trabajo financiando a varios infiltrados que se hicieron pasar por miembros del partido Tudeh para alentar a que miembros reales del partido se sumaran a una supuesta "revolución comunista".

La presa picó el anzuelo, y los miembros del Tudeh salieron a las calles atacando prácticamente cualquier símbolo del capitalismo, saqueando negocios privados y destruyendo tiendas. Esto provocó la repulsión generalizada de la población y fue entonces cuando la segunda parte del plan se puso en marcha. Desde los bazares destrozados, otro grupo de infiltrados pagados se hizo pasar por partidarios del sha, provocando un enfrentamiento campal entre ambos grupos de choque. La violencia fue rápidamente contenida por las tropas “salvadoras” de Zahedi, demostrando ser la autoridad capaz de preservar el orden público. Los edificios del gobierno fueron tomados, y luego de que un tanque disparara contra la casa de Mossadegh, éste se entregó a la custodia del ejército.

Tras la caída de Mossadegh, el embargo británico se levantó, la nacionalización del petróleo fue revertida, la Anglo-Iranian Oil Company volvió a operaciones normales, cinco compañías petroleras estadounidenses accedieron al país y el sha pudo regresar a Irán acompañado por el director de la CIA John Foster Dulles. Los intereses detrás del golpe de Estado finalmente salieron a la luz y el entretejido del espionaje internacional devolvió a Mohammad Reza Pahlaví su trono…aunque no por mucho tiempo…la oposición al monarca cobraría factura en 1979.

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