Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea
Caída del Muro de Berlín (Foto por: Desconocido)
Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo se dividió en bloques occidental-capitalista y oriental-comunista, dando pie a La Guerra Fría. Un enfrentamiento político, económico, social, ideológico, militar e informativo donde Estados Unidos lideraba al bloque occidental-capitalista y la Unión Soviética al oriental-comunista. La lógica del conflicto era, sin entrar en un enfrentamiento directo entre la Unión Soviética y los Estados Unidos competir por ganar influencia en el mundo.
Mientras la URSS respaldaba gobiernos socialistas y comunistas; Estados Unidos impulsaba el capitalismo, las democracias y el libre mercado alrededor del mundo; mientras Estados Unidos fundaba la OTAN como organización militar para proteger su bloque; la URSS fundaba el Pacto de Varsovia para contrarrestar la alianza Occidental; mientras la URSS enviaba el satélite Sputnik I a orbitar la tierra, Estados Unidos lanzaba al primer hombre a la luna. Y lo que era más preocupante, ¡ambos se armaban hasta los dientes!
Durante la década de 1950, Nikita Khrushchev sostuvo la idea de “coexistencia pacífica” en un esfuerzo por disminuir las tensiones que se estaban generando a comienzos de la Guerra Fría; aunque más adelante, en 1964, su sucesor, Leonid Brezhnev, lanzó todas las intenciones de Khrushchev por la ventana. Súbitamente, un sistema opresor estilo estalinista resurgió desde el Kremlin; en otras palabras, se aumentó la censura, se incrementó el armamento y se intensificó el control sobre Europa del Este, o al otro lado de la Cortina de Hierro como diría Winston Churchill. La situación intensificó la lucha entre Estados Unidos y la URSS por adquirir armamento nuclear.
Ahora bien, un cambio importante sobrevino cuando Mijaíl Gorbachev asumió el poder de la Unión Soviética en 1985, dando pie a un cambio radical en el sistema soviético a través de sus reformas más famosas: la perestroika y la glasnost. Por un lado, la perestroika descentralizó la economía planificada, permitiendo que las industrias se abrieran a las leyes del mercado; mientras que, por el otro lado, la glasnost liberalizó el sistema político, redujo la censura, y terminó con el monopolio del partido único comunista. El desmantelamiento de la Unión Soviética fue un viaje sin retorno que concluyó con una de las imágenes más icónicas de la historia moderna: el derrumbe del muro de Berlín.
El fin de la Guerra Fría pronto llevó a la Cumbre de París de 1990, donde varios gobiernos europeos, junto con Canadá, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética firmaron su alineación al marco ideológico occidental sostenido por los principios de: democracia pluralista, economía de libre mercado, respeto al derecho internacional y al multilateralismo. De hecho, esta cumbre puede considerarse como el punto final de la lucha entre los bloques capitalista y comunista. Por un momento se suponía que un espacio continuo de Vancúver (Canadá) a Vladivostok (Rusia) compartiría los mismos valores político-económicos. Es más, la cumbre consiguió consolidar la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), un organismo que aglomera a todo el hemisferio norte y pretende ejercer de mediador entre los estados que lo conforman para prevenir el estallido de conflictos. Sin embargo, las preferencias político-económicas de la actualidad parecen superarla, y el “continuo Vancúver-Vladivostok” de la OSCE está en tela de juício, pues dos esferas de poder (EEUU-Unión Europea vs. Rusia) han colisionado en Ucrania (invasión rusa del 2022), y el Kremlin no solo desea restablecer su esfera de influencia en Europa Oriental, sino que también busca refortalecer sus vínculos con las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central frente a las represalias de Occidente, ejemplo de ello fue la “Sexta Cumbre de los Estados del Mar Caspio”, donde Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Rusia, incluyendo a Irán, se reunieron al margen de la guerra en Ucrania (29 de junio del 2022) para promover la cooperación regional del mar Caspio en temas de transporte, logística y comercio.
Imagen 1: Los jefes de Estado de los países ribereños del Caspio hicieron declaraciones a la prensa en la cumbre de Aktau 6 / Imagen 2: Mapa de la zona alrededor del Mar Caspio
Los escuchas querido lector, son los ecos de la Guerra Fría encapsulados en el presente ¿alguna vez superamos un mundo repartido en esferas de influencia?
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