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El asesino en la pared

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Es muy conocida la historia de Jack el Destripador, el asesino en serie del Londres victoriano; sin embargo, en esa misma época hubo un asesino mucho más prolífico y que no se concentró en una sola ciudad. Esta es la historia de cómo se detuvo la matanza de un asesino silencioso y muy colorido.



Frank Kedzie, Archivos y Colecciones Históricas de la MSU

 


Cuando le preguntaron a Charlotte Perkins Gilma por qué escribió «El papel tapiz amarillo» relató su propio tratamiento para la neurastenia: Su médico le prohibió cualquier trabajo intelectual y la confinó a un cuarto para permanecer acostada sin realizar ninguna actividad. A este trato tan infame y generalizado se le denominaba «cura del reposo», y en su obra Charlotte la criticó porque la puso «tan cerca del límite de la ruina mental absoluta que pude ver por encima». En la obra habla de cómo el papel tapiz hace que una paciente alucine y pierda por completo la razón. Si bien, esto sucede como resultado del estrés psicológico que provoca el aislamiento y el reposo estricto, padecimientos graves ocasionados por el papel tapiz no era algo exclusivo del mundo de la imaginación.

 


Diecisiete años antes de la publicación de Charlotte, el médico y químico de Michigan, Robert Clark Kedzie, realizó su propia evaluación de los tratamientos de reposo y ofreció una teoría alternativa. Durante el siglo XVIII se desató en Europa y Estados Unidos un frenesí por el papel tapiz pintado. Gracias a la impresión en bloques, las prensas de vapor y los nuevos descubrimientos de colores sintéticos, verdes, amarillos y violetas opulentos podían reproducirse a bajo costo y a gran escala para teñir telas y así decorar las paredes de una sociedad ansiosa de disfrutar los frutos del progreso. El verde, antes tan complicado de crear y de conservar su viveza, se volvió accesible gracias a la invención del químico sueco Carl Wilhelm Scheele. Todo bien y muy bonito, hasta que se considera que el pigmento contenía arsénico.

 

«Mujer bordando», Georg Friedrich Kersting, 1812

 

El arsénico se ha utilizado como veneno desde la antigüedad, y el siglo XIX lo sabía, pero eso no detuvo su uso industrial para la fabricación de bienes al alcance de toda la población. Los colorantes con arsénico eran económicos y capaces de producir tonos vivos; en particular los brillantes Verde de Sheele y Verde de París (este último originalmente un pesticida muy popular en la ciudad que lleva en el nombre). Estos tonos se pusieron de moda y se utilizaron en todo tipo de bienes de uso común, desde juguetes y ropa, hasta muebles o papel tapiz. Los victorianos sabían que el arsénico era venenoso si se ingería, incluso se había ganado la reputación de ser un «polvo de herencia» que podía usarse, por ejemplo, para liquidar a tías ancianas con grandes fortunas, pero la mayoría veía poco riesgo en enlucir sus casas con él. Sin embargo, Kedzie argumentó —y hoy sabemos que correctamente— que el papel pintado con arsénico desprende partículas microscópicas de polvo que pueden inhalarse o ingerirse.

 


La preocupación por los efectos tóxicos del papel tapiz con arsénico surgió en 1839 cuando el químico alemán Leopold Gmelin envió una carta a un periódicos para exponer sus hallazgos. Si bien, la demanda de este producto disminuyó temporalmente en Estados Unidos, los fabricantes y médicos cuestionaron los peligros y los consumidores ignoraron las advertencias. Además, los síntomas de envenenamiento por arsénico se confundían fácilmente con los del cólera o la disentería, enfermedades comunes en aquella época. A esta confusión se le agrega que los efectos del papel pintado variaban considerablemente entre las personas, incluso dentro de la misma casa, y por ello no era definitiva su nocividad. Por supuesto, el dinero también tenía una opinión al respecto, ya que estos pigmentos eran bastante lucrativos y proporcionaban trabajo. Con estos mensajes contradictorios, los verdes arsenicales volvieron a ponerse de moda.


«Autorretrato (Dedicado a Paul Gauguin)», Vincent van Gogh, 1888.

Nótese el fondo vívido y la capa base de verde París.

 

En 1874, Kedzie escribió el libro «Sombras de los muros de la Muerte» para concientizar sobre los peligros del papel tapiz con arsénico. Cien ejemplares del libro de 56x76 cm, con portada incluida, se enviaron a las bibliotecas públicas de Michigan para advertir sobre el asesino que acechaba en los hogares. Dentro de la encuadernación del extraño libro se encuentran 84 muestras de hojas de papel tapiz real que fue coloreado con pigmentos arsenicales. Sin embargo, en esas ironías de la Historia, el libro en sí era un problema de salud pública por la alta concentración de arsénico que contenían sus páginas.

 


De las cien copias originales, sólo quedan cuatro. La mayoría de las bibliotecas, preocupadas por no envenenar a sus usuarios, destruyeron sus volúmenes. Dos de los libros sobrevivientes permanecen en Michigan en instituciones educativas con cada página encapsulada individualmente en plástico para que los investigadores puedan manipularlas sin temor. Las otras dos copias están en Harvard, y se ha digitalizado el volumen completo para consulta en línea. Al enviar el libro a las bibliotecas, Kedzie fue un paso más allá que otras campañas para hacer que la información fuera accesible al público en general y gracias a estos esfuerzos aumentó la demanda de productos más seguros y se orilló a los fabricantes a producir pigmentos sin arsénico.

 

Selección de ejemplos de papel tapiz dentro de «Sombras de los muros de la Muerte», Robert Clark Kedzie, 1874.

 

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Que la falta de curiosidad no decolore su mundo, querido lector.


 



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Fuentes:

Dukes, Hunter. 2022. Shadows from the Walls of Death (1874) . 03 de noviembre. Último acceso: 01 de julio de 2025. https://publicdomainreview.org/collection/kedzie-shadows/.

Harvey, Mark. 2020. Shadows from the Walls of Death. Último acceso: 01 de julio de 2025. https://michiganology.org/stories/shadows-from-the-walls-of-death/.

Stracka, Krista. 2018. “Facts and Inferences”—Digitizing Shadows from the Walls of Death Part 1. 07 de mayo. Último acceso: 01 de julio de 2025. https://circulatingnow.nlm.nih.gov/2018/05/07/facts-and-inferences-digitizing-shadows-from-the-walls-of-death-part-1/.

Zawacki, Alexander J. 2018. How a Library Handles a Rare and Deadly Book of Wallpaper Samples. 23 de enero. Último acceso: 01 de julio de 2025. https://www.atlasobscura.com/articles/shadows-from-the-walls-of-death-book.

 

 

 
 
 

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