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El grito imposible

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Hoy tengo para ti un reto. Antes de leer, ¿qué opinas de esta pintura? ¿Qué sientes al verla? Después de pensarlo, te presento al artista que intentó (¿logró?) lo imposible.


Estudio después del retrato de Velázquez del Papa Inocencio X – Francis Bacon


Francis Bacon fue un inconforme que rechazó la abstracción, el estilo artístico de su época, y se inclinó por redefinir el realismo y el surrealismo de forma inquietante. El resultado: algunas de las imágenes más icónicas de una humanidad herida y traumatizada por la posguerra.



Francis nació en Dublín en 1909. Conforme creció, la relación que tenía con sus padres se volvió cada vez más difícil. Especialmente con su padre, un militar de rango medio que luchó contra la homosexualidad emergente de Francis. A finales de la década de 1920 lo expulsaron de la casa. Sobrevivió de trabajos ocasionales y eludiendo el alquiler vagando entre Londres, Berlín y París. Al volver a Londres vivió en el epicentro de la escena bohemia: Soho. Ahí intentó dedicarse al diseño de interiores, pero un amigo artista, Roy de Maistre, lo animó a tomar la pintura al óleo. Recordando su tiempo en París, Francis modeló sus primeras pinturas entorno a Picasso y los surrealistas. Para mediados de la década de 1940 la crítica reconoció su trabajo y comenzó a establecer su reputación.



Uno de los arquetipos de los que se apropió Bacon fue el retrato del Papa Inocencio X pintado en 1650 por Diego Velázquez. Según sus propias palabras, se sentía: «Embrujado y obsesionado por la imagen… su perfección». Curiosamente, Bacon nunca vio la pintura real —incluso teniendo la oportunidad durante un viaje a Roma —, y para una serie de reinterpretaciones se basó en fotografías en blanco y negro de la obra original. Sin embargo, la pintura de Velázquez sólo es una plantilla sobre la que se basó Bacon para reinventarla y expresar algo nuevo. Sustituyó la expresión con un aspecto íntimo de dolor y sufrimiento para representar a la humanidad. Este rostro lo obtuvo de la película de 1925 de Sergei Eisenstein «El acorazado Potemkin» de un personaje conocido como «la enfermera»; una mujer a la que le acaban de disparar en el ojo y es captada en el instante de la muerte. Al suplantar el cuadro de Velázquez con esta escena de desesperación del siglo XX, Bacon unió dos extremos para encarnar el trauma y la angustia de la posguerra.



En esta pintura, Francis Bacon vertió su fijación por la violencia que conoció como voluntario durante la segunda guerra mundial —no fue reclutado como soldado debido a que tenía asma— y la que sintió en carne propia por el maltrato de su padre, el ateísmo militante de una generación que no podía creer en un dios tras los horrores vividos —apenas se habían descubierto los campos de concentración—, y su profundo conocimiento de la tradición artística. Esta pintura marca la inauguración del tema principal de Bacon: el grito existencial.



Bebiendo del surrealismo, el cine, la fotografía y los maestros de la pintura europea, creó un estilo distintivo que lo elevó hasta convertirse en uno de los exponentes más reconocidos del arte figurativo de la segunda mitad del siglo XX. Concentrado en retratos, siempre pintó a sus personajes con distorsiones violentas, casi como carne cruda golpeada, tratando de plasmar almas aprisionadas y atormentadas por la existencia. Tras la revalorización del neo-expresionismo en la década de 1980, se convirtió en un ícono mundial y ha influido en artistas como Lucian Freud, Damien Hirst y Julian Schnabel. Francis Bacon murió en Madrid en 1992.



Uno de los pintores más importantes del siglo XX, Bacon fue un pintor crudo, con una obra llena de significado que no deja a nadie indiferente. Ahora que conoces su obra e intención ¿Qué te hace sentir cuando la ves detenidamente? ¿Notas la habilidad técnica al servicio del mensaje? ¿Qué preguntas sobre el arte te surgen al ver sus obras?


Te invitó a seguir leyendo sobre Francis Bacon y su papel en el mundo del arte en esta colaboración con Martket.


Si quieres desarrollar tu apreciación estética y aprender a ver esta y otras pinturas con los ojos de un experto, te recomiendo el primer curso online de «Compass. Guiándote por la Historia»: ¿Cómo ver una pintura? Estoy seguro que te encantará.


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