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El mago que secuestró a una monja

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Hoy tengo para ti una imagen que esconde la historia de un hombre que fue considerado mago y que secuestró a una monja por amor.

Esta pintura llamada «Madonna della Cintola» del renacentista Filippo Lippi es una de las obras maestras del maestro florentino que resalta por la belleza de los rostros femeninos. Sin embargo, el rostro a la izquierda esconde una historia que causó furor en el Quattrocento.



Filippo Lippi, maestro de Sandro Botticelli y padre del pintor Filippino Lippi, tomó el hábito carmelita a los ocho años de edad. Al cumplir treinta años se trasladó de Florencia a Padua. Ahí, durante un paseo en barco, Fra Filippo fue secuestrado por piratas moros y esclavizado. Pasó un año como prisionero hasta que un día, con un trozo de carbón, trazó en la pared de su celda un retrato de su amo. Como en el Islam la representación pictórica de humanos, animales o cualquier otro sujeto figurativo está prohibida, los Moros no conocían el arte de la pintura y al ver lo que el prisionero había hecho lo consideraron un mago milagroso y decidieron liberarlo.



En 1437 regresó a Florencia, en donde abrió su taller y recibió encargos de las familias más importantes de la ciudad hasta que se vió envuelto en un escándalo religioso.



A mediados de siglo, Filippo trabajaba en Prato y se convirtió en capellán del convento de Santa Margherita. Mientras trabajaba en el fresco de «Madonna della Cintola» pidió a la madre superiora del monasterio de Santa Catalina que le dejara elegir a una monja para usar como modelo. De esta manera conoció a la hermana Lucrezia Buti. Filippo y Lucrezia se enamoraron y él la raptó durante una procesión religiosa. Al igual que el pintor, Lucrezia habia ingresado al convento muy joven a causa de la pobreza de su familia.



Ante el escándalo público, la pareja se mudó a la casa de Filippo en Prato y en 1457 nació su primer hijo, el futuro pintor Filippino Lippi, y tiempo después Alessandra. Gracias a una intervención de Cosimo el Viejo, el papa Pío II rompió los votos religiosos de la pareja; sin embargo, aunque siguieron viviendo juntos, nunca se casaron. Esto nunca detuvo a Filippo, quien retrató muchas veces al amor de su vida, Lucrezia, en las dulces figuras femeninas que caracterizan sus pinturas.



¿Conoces otras obras en las que la vida del artista se imprimió en su arte? ¿La genialidad del artista es mayor cuando lucha por sus convicciones incluso encontra de lo que dicta la sociedad?


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[Filippo Lippi - Madonna col Bambino e due angeli]

 

Aprende más:

Fuentes:
  • Vasari, Giorgio. Lives of the Artists. Penguin Classics, 1988.



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