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Inmortalidad: Mercurio y Terracota

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea

[Qin-Shi-Huang-Primer Emperador de China]


Descubiertos de manera fortuita en 1974, durante trabajos de rehabilitación hidráulica en la gran ciudad de Xi’an, los guerreros de terracota continuaban protegiendo al primer emperador de China.


La unificación de China bajo la dinastía Qin, implicó un largo proceso de centralización de poder. Tras la caída de un sistema monárquico con estados vasallos, siete grandes Estados habían alcanzado y conservado cierta prominencia: Qi, Chu, Yan, Han, Zhao, Wei y Qin. De entre los siete, el Estado Qin consiguió un poder desproporcionado y se lanzó, bajo el mando del rey Zheng, a la conquista unificadora de China.


Conquistando Estado por Estado, así como desarticulando cualquier alianza o bloque en su contra, fue tras la caída del Estado Qi que Zheng se proclamó así mismo Qin-Shi-Huang o “Primer Emperador Qin” en el 221 a. C. Disfrutando de un poder como nunca ningún hombre había tenido en China, Qin-Shi-Huang siguió pasos no muy distintos a grandes faraones o emperadores romanos.


Mediante una política pragmática y muy legalista, que consideraba a la naturaleza humana como egoísta y “miope”, estableció un riguroso marco legal y una administración centralizada. Asimismo, construyó una moneda común, un sistema de pesos y medidas estandarizado, un mismo sistema de escritura y una tupida red de carreteras; todos los caminos no llevaban solo a Roma sino también a Xianyang. Pero tal vez la característica más faraónica de Qin-Shi-Huang fue su ambición por la inmortalidad. Sus deseos por la eternidad lo llevaron a ingerir las pócimas más complejas, incluyendo el mercurio, y a inmortalizar un ejército personal de terracota que lo pudiese acompañar en el más allá. Cada soldado, si bien con un peso y altura promedios de 160 kg y 1.80 m, posee características únicas que delatan las distintas etnias unidas de China bajo el mando de un solo gobernante. Gracias a recientes excavaciones, realizadas entre el 2009 y 2019, se estima que tan solo en el último foso estudiado existan alrededor de seis mil soldados y caballos de arcilla.


¿Será la lógica humana la que nos lleva a desarrollar estructuras de poder y ordenamiento social similares para dar solución a la compleja tarea de gobernar? ¿Continuará existiendo una relación entre poder y deseo de inmortalidad?


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[Guerreros de terracota- Xi’an, China]


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Fuentes:
 


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