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Un acuerdo en lo secreto

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea

Mapa del Acuerdo Sykes-Picot que muestra el este de Turquía en Asia, Siria y el oeste de Persia, y las áreas de control e influencia acordadas entre británicos (B) y franceses (A)


 

Tras las operaciones navales que precedieron a la sangrienta y desgastante campaña de Gallipoli durante la Primera Guerra Mundial, el ministro de asuntos exteriores ruso, Serguéi Sazonov, escribió a los embajadores de Francia y el Reino Unido reclamando una jugosa recompensa en Medio Oriente en caso de vencer al Imperio Otomano. Nunca imaginó que aquella sería una de las últimas negociaciones en nombre del zar Nicolas II; dos años más tarde los bolcheviques asesinaron a la familia real y Rusia quedó fuera de una de las negociaciones secretas más trascendentales de la historia: el acuerdo Sykes-Picot.



En un esfuerzo por saber qué hacer con el languideciente Imperio Otomano, el primer ministro británico, David Lloyd George, acudió al joven político Sir Mark Sykes para negociar con Francia una posible solución. Sykes había conseguido una posición dentro del gobierno como asesor de cabecera en asuntos medio-orientales y su visión del sultanato otomano como un régimen viciado y opresor dio dirección a las negociaciones con el diplomático francés François George-Picot. Ambos, en los primeros días de enero de 1916, se reunieron a las espaldas de toda Europa para trazar las condiciones de un acuerdo secreto que irremediablemente chocaría con otras promesas hechas durante la guerra.



Mientras Sykes y Picot conversaban, las arenas del desierto fueron testigos del intercambio de cartas entre Hussein bin Ali, el jerife de La Meca, y el teniente coronel Sir Henry McMahon, alto comisionado británico en Egipto. Su correspondencia constó de diez cartas intercambiadas entre julio de 1915 y marzo de 1916, en las que el gobierno británico acordó reconocer la independencia árabe después de la guerra, esto claro, a cambio de la lealtad del jerife y la incitación a una revuelta árabe para desestabilizar al Imperio Otomano. Cumplido el acuerdo, Hussein bin Ali y su familia esperaban obtener un Estado árabe monumental, desde el sur de la península arábiga hasta el puerto de Mersina en Turquía, excluyendo algunos puntos estratégicos en Siria. No obstante, la oferta de ensueño también formaba parte del motín de alguien más.



En las conversaciones secretas franco-británicas, Sykes y Picot recurrieron al lápiz y al papel para trazar zonas de influencia que reconfiguraran a Medio Oriente; lo hicieron basándose en sus intereses geoestratégicos, pero nunca en las identidades y nacionalismos que podían colisionar en la región. Ambos diplomáticos no pensaban de esa manera, pues eran personajes sujetos a su realidad histórica. Mientras Picot cargaba con las ambiciones coloniales de Francia, Sykes percibía todo desde la visión británica, teniendo como prioridad proteger al Canal de Suez y las conexiones que de allí se desprendían hacia la colonia más importante de Gran Bretaña: la India.



En el acuerdo, ambos personajes crearon dos esferas de influencia sobre una zona medular del Imperio Otomano. Líbano, Siria y parte de Turquía fueron asignadas al dominio francés; mientras que Gran Bretaña asumió el control directo del centro y sur de Mesopotamia, incluido Bagdad. Solo Palestina, por mediación de los grupos sionistas o pro-hebreos del parlamento británico, consiguió ser asignada a una administración internacional, aunque no por mucho tiempo.


[Imagen 1] Mark Sykes / [Imagen 2] François Georges-Picot /

[Imagen 3] Hussein bin Ali / [Imagen 4] Henry McMahon



Los trazos sobre arena de Sykes y Picot, parecieron una salida fácil para revertir las promesas hechas al jerife de la Meca; sin embargo, el secretismo del pacto estaba destinado a romperse. Después de la Revolución rusa, se denegó a los bolcheviques cualquier territorio sobre el Imperio Otomano, y en venganza, éstos publicaron los textos completos del Acuerdo Sykes-Picot, en los periódicos Izvestia y Pravda el 23 de noviembre de 1917. ¿El resultado? Un estallido de desconfianza absoluta entre árabes, franceses y británicos.



La crisis solo pudo contenerse con una declaración pública por parte de Francia y Gran Bretaña, donde ambos países aseguraron promover el establecimiento de gobiernos nativos dentro de sus mandatos en Medio Oriente. Tenían una imagen pública dañada pero no estaban dispuestos a abandonar la zona. Asimismo, en compensación por los daños a la familia del jerife de la Meca, quienes vieron frustrada su visión de un gran Estado árabe, Gran Bretaña separó Transjordania de Palestina y se lo dio a al segundo hijo de Hussein, Abd Allah, y puso como rey de Irak a Faisal, el tercer hijo de Hussein.


[Imagen 1] Abd Allah ibn Al-Hussein / [Imagen 2] Faisal ibn Al-Hussein


Los trazos de este acuerdo secreto dieron pie a los Estados contemporáneos de Medio Oriente, son fuente de crítica por la arbitrariedad con la que se hicieron y muchos los consideran el origen de los conflictos actuales; sin embargo ¿podemos condenar con los ojos de hoy a quienes estaban sujetos a una realidad histórica diferente? ¿son los trazos los que ocasionan el conflicto o más bien las interpretaciones que se hacen de ellos?



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