Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea
Rey Conrado el Joven (1350)
Intentar imaginar la Edad Media sería una tarea incompleta sin la figura del trovador; músicos y poetas medievales cuyas obras fueron interpretadas en las cortes señoriales europeas, especialmente del sur de Francia. Sin embargo, la dulzura del francés no fue capaz de monopolizar el arte de componer poesía romántica. A unos cuantos kilómetros de distancia, en Europa central, los alemanes hicieron a un lado la pesadez de su lenguaje y decidieron ahondar en el arte de componer poesía romántica. ¿Su estilo? El minnesang o canción de amor. ¿La obra literaria más reconocida? El Codex Manesse; un compendio ilustrado de poesía medieval alemana que recopiló los sentimientos más nobles de reyes, duques y siervos por igual.
Durante el Alto Medievo alemán (s. XI y s.XIV), existieron 60 años de verdadero oro literario titulados el Mittelhochdeutsche Blütezeit o “El apogeo del alto medievo alemán”, tiempo en que floreció la creación de cientos de minnesang influenciados por la tradición cortesana que había proliferado en tiempos de la corte francesa de Leonor de Aquitania. Gracias a la inspiración de cientos de alemanes de todas las clases sociales, se consiguió recopilar 135 poemas de amor, ordenados acorde a la jerarquía social de los poetas y adornados con el retrato ilustrado de cada uno, entre ellos, nada más y nada menos que Enrique VI, el entonces emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Durante su juventud, Enrique VI fue educado por el historiador italiano Godofredo de Viterbo, consiguió hablar latín con fluidez, era elocuente y versado en derecho romano, pero también fue influenciado por minnesingers (trovadores alemanes) como Friedrich von Hausen, Bligger von Steinach y Bernger von Horheim, muy probablemente sus fuentes de inspiración para consagrarse, junto con ellos, dentro del Codex Manesse y trascender históricamente como un mecenas de los poetas y la poesía.
Por destino o por fortuna, nos han llegado tres poemas del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Enrique VI, entre ellos “Ahora regresa” donde desnuda los sentimientos de una mujer enamorada pero que a su vez lamenta la partida de su amado. En este ejemplo de poema de despedida, la mujer es el hablante.
"Ahora que te vaya bien y cabalga"
"Ahora que te vaya bien y cabalgues,
el más querido de todos los hombres,
el elegido que yo
deseo más de nuevo.
Moriré de añoranza por ti todos los días:
ni siquiera Dios puede pagarme,
en todo el mundo, por lo que me faltará."
ella dijo, "mientras estás fuera".
"Fue tu suerte, buen amigo,
que nos ponemos cara a cara:
te toco en mi mente
y aún puedo sentir tu abrazo.
Quiero que disfrutes de los pensamientos que tengo,
ya que eres lo excelente en ellos,
como engaste de una joya noble
adorna una obra de oro."
Emperador Enrique VI (1165-1197) “Ahora regresa”
Ciertamente, la poesía cobija la sensibilidad del poeta, pues es sabido que Enrique VI también tuvo su lado obscuro como todo monarca que desea conservarse en el poder. Desde secuestrar al rey inglés Ricardo Corazón del León y exigir un rescate de 150,000 marcos a cambio de su libertad (equivalente a $3.3 mil millones de dólares actuales) hasta ejercer la mutilación y la matanza de sus enemigos políticos, este personaje medieval refleja los clarobscuros de un príncipe maquiavélico y un poeta medieval digno de su tiempo; arrojando, a su vez, un toque de objetividad al imaginar a los demás poetas que se consagran en un verdadero tesoro medieval: el Codex Manesse.
Y a ti, ¿qué otros personajes te sorprenden con su complejidad? ¿han sido capaces de permitir que lo bueno y lo bello venza sobre su obscuridad? Tal vez la poesía es un esfuerzo por conseguirlo, querido lector.
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por Fermín Beguerisse Hormaechea & Guillermo Beguerisse Hormaechea Descúbrelo en:
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