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El hermano chino de Jesucristo

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Qué gusto verte de nuevo por aquí. Pasa y dime una cosa, ¿conoces a Hong Xiquan el hermano chino de Jesucristo?


Esta pintura de tinta sobre seda de 1860 representa los últimos momentos de una de las guerras más mortales vividas por la humanidad.



La memoria histórica es selectiva. Todos saben que la Segunda Guerra Mundial mató alrededor de 40 millones de personas, pero pocos han escuchado de otra guerra que provocó una matanza similar: la Rebelión de Taiping. Esta guerra civil fue la más sangrienta de la historia con un número de muertes superior al de la Segunda Guerra Mundial.



El levantamiento inició con Hong Xiquan. Este hombre leyó folletos de los misioneros cristianos en China. Inspirado, aseguraba ser el hermano menor de Jesús y tener la misión de destruir demonios. Hong vio esos demonios en los funcionarios y partidarios de la dinastía Qing reinante. Lo inverosímil de la historia no evitó que proclamara el «Reino celestial de la paz», o Taiping Tianguo, y que reclutara un ejército de voluntarios conformado por campesinos oprimidos en el sur de China; hombres inspirados por su mensaje milagroso y llenos de desprecio por el brutal gobierno Qing del norte.



Los rebeldes comenzaron a ganar batallas y crecieron a un ejército con más de 700 mil personas. Hong Xiquan ordenó una sociedad puritana con una estricta separación de sexos y con la pena de muerte como castigo a quienes rompieran sus reglas.



En 1853, la rebelión Taiping conquistó la ciudad de Nanking, matando a 30,000 tropas imperiales e incontables civiles, y la convirtió en la capital de su denominado Reino Celestial de la Gran Paz. Este hecho disparó la rebelión y la cifra de muertos. Los Taipings pronto controlaron gran parte del centro y sur de China, casi un cuarto de la nación y la mitad de la población.



Los gobernantes Qing se organizaron en milicias locales de resistencia y contrataron comandantes extranjeros para dirigir los ejércitos de mercenarios locales. Esta estrategia dio resultado y los Taiping fueron lentamente aplacados hasta que Nanking se vió rodeada. Desesperado, Hong le cedió el poder a su hijo de 15 años poco antes de morir de intoxicación alimentaria por vegetales contaminados de la ciudad sitiada. Cuando las tropas imperiales invadieron la ciudad en 1864, muchos Taiping tomaron veneno para evitar las ejecuciones masivas. La batalla final mató a 100 mil personas en tres días.



El cuerpo de Hong fue quemado y sus cenizas fueron diseminadas por un cañonazo para evitar que fuera adorado como mártir por sus seguidores, quienes continuaron la resistencia guerrillera hasta 1871.



Esta brutal guerra tomó como excusa un concepto religioso ajeno para el pueblo chino pero que transmutado por un hombre inconforme por la realidad política logró desencadenar una rebelión civil. Esto nos habla de la importancia de las ideas y de su correcta comprensión, del poder de la educación y de la volatilidad que la injusticia puede desencadenar.



¿Qué otras rebeliones conoces en las que una idea se deformó con fines bélicos? ¿Es posible que la exactitud o veracidad de una idea llegue a ignorarse conscientemente para justificar los posibles beneficios de no reflexionarla con precisión? ¿De qué manera la cultura y la educación en el pensamiento nos pueden ayudar a evitar guerras?



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