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El rey Arturo: ¿realidad o mito?

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea


En el quehacer histórico hay dos hebras que se entretejen: lo mítico y lo objetivo. Debajo de una crónica rigurosa de hechos, subyace una tarea existencial para otorgar sentido a lo vivido. Podríamos decir que en cierta forma el mito legitima y configura el «alma» de las diferentes épocas históricas (los hechos) como lo reflejaría aquella áurea especial que ennoblece a una civilización como el Antiguo Egipto o Roma, a familias como los zares de Rusia o incluso a personajes donde lo real e imaginario se confunden para crear figuras únicas como el rey Arturo.



El mito del rey Arturo se nutre de un contexto real e histórico de invasiones germanas a las islas británicas, incursionadas por los anglosajones desde principios del siglo V d.C. En este escenario el relato nos cuenta el nacimiento del mítico rey, fruto de una relación extramatrimonial entre Uther Pendragon e Igraine, esposa de Gorlois, duque de Tintagel, lugar verídico ubicado en Cornualles, Inglaterra. Dicho encuentro entre los padres de Arturo fue posible gracias a un hechizo conjurado por el Mago Merlín, quien le concedió el deseo a Uther Pendragon de pasar una noche con Igraine a cambio de la criatura fruto de su relación. Una vez nacido, Arturo fue tomado por Merlín y llevado a los brazos de sir Héctor para que éste lo cuidara y lo criara como a su propio hijo, sir Kay.


A los 24 años, Arturo viaja a Londres con sir Héctor y sir Kay. Allí, y tras la reciente muerte del rey, Arturo encuentra a una gran cantidad de caballeros que intentan sacar una espada aprisionada en un yunque y éste, a su vez, en un gran trozo de mármol. Ahora bien, como la cultura popular nos recuerda se decía que quien liberase la espada sería el rey y el encargado de unificar todos los reinos de la isla. Es verdad que desde el siglo V hasta el XI, la actual Gran Bretaña estaba dividida en múltiples reinos, entre ellos los anglosajones que se lograron crear a expensas de los britanorromanos con orígenes celtas, como era el caso del reino bretón de Dumnonia, actual Cornualles, cuna de Arturo.



La amalgama de cultura bretona, romana y celta, en contra posición con la anglosajona proveniente de los territorios ubicados en la actual Alemania, fue plasmada en el mito del rey Arturo probablemente en un intento de legitimar las raíces de un patriotismo medieval, mitológico e insular. De hecho, varias interpretaciones apuntan a que, si Arturo como tal no existió, su personaje podría ser una idealización tardía de los caudillos britanorromanos que se enfrentaron a las invasiones germánicas sufridas después de la caída del Imperio romano de Occidente y, por ende, tras su debilitamiento en las islas británicas.



Como el mito sigue, Arturo, una vez triunfante y con la espada en manos, fue nombrado rey. No obstante, pierde su arma durante una batalla y el mago Merlín le lleva con la Dama del Lago, una hechicera que le regala la afamada espada: Excálibur. Más adelante, el mítico rey asienta su trono en Camelot, reúne a los mejores caballeros de sus tierras y con ellos forma la Orden de la Mesa Redonda; una Orden que en la literatura medieval representa los valores más elevados de caballería: cortesía, humildad, valentía y fidelidad.



El mito del rey Arturo y las hazañas de sus caballeros, entre ellas la búsqueda del Santo Grial, fue trabajado en una serie de textos conocidos hoy en día como “La Materia de Bretaña”. De esta colección de escritos podemos destacar tres: Historia Brittonum (Historia de los britanos) del siglo IX, Annales Cambriae (Anales de Gales) del siglo X e Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña) del siglo XII. De entre estas obras, Historia Regnum Britanniae fue la primera en abordar la traición que Arturo recibió por parte de su hijo Mordered, quien, aprovechando la ausencia de su padre, se coronó así mismo rey. Esta versión enfrenta a padre e hijo en la batalla de Camlann, donde ambos mueren; Mordred a manos de su padre y Arturo, más adelante, debido a las heridas impartidas por su hijo.


Rey Arturo con Dama del Lago y Excálibur [Imagen 1] / Rey Arturo contra Mordered [Imagen 2]/ Representación del Rey Arturo en La mesa redonda de Winchester [Imagen 3]


La presencia de este mito en una serie de escritos medievales nutrió la idea de Arturo como figura histórica, incluso haciéndolo participe en batallas reales como la del Monte Badon que enfrentó a britanorromanos y anglosajones en el siglo V o VI d.C. Una presencia dudosa considerando una separación de casi 400 o 500 años entre el enfrentamiento y las fuentes que conforman parte de la “Materia de Bretaña”.



Bien parte imaginario y parte realidad, el mito del rey Arturo es un ejemplo histórico del deseo innato del ser humano por otorgar sentido y ennoblecer el pasado, no en un intento de alterar los hechos sino más bien de escrudiñar el significado profundo y valioso que de ellos se puede rescatar. Sí, los hechos pueden ser recopilados y enumerados, pero el amor, la valentía, la fidelidad, el sacrificio, y los demás valores que pueden llegar a rodear un momento histórico determinado, es lo que da profundidad y sentido a una de las variables medulares de la historia: las acciones humanas.



Y tú, ¿qué valores ves que rodeen tu actuar diario? ¿cómo entretejes tu realidad y su significado profundo? Allí, querido lector, la clave de una vida con sentido.




Los Caballeros de la Mesa Redonda a punto de partir en busca del Santo Grial, William Dyce (1849)

 


Aprende más:

Fuentes:

Imágenes:

Representación del Rey Arturo en La mesa redonda de Winchester: https://www.thoughtco.com/top-books-about-king-arthur-740356

Los Caballeros de la Mesa Redonda a punto de partir en busca del Santo Grial, William Dyce (1849)





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