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La mujer que se convirtió en diosa

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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¿Te has sentido atraído de nuevo a este lugar, eh? Pasa, te presentaré una pieza que reveló un antiguo amor que trasciende incluso después de la tumba.

Esto que ves aquí es un camafeo muy particular. Es una joya de los Médici; una poderosa familia del Renacimiento en Florencia entre cuyos miembros se destacaron tres papas, dos reinas y varios dirigentes florentinos que sobresalieron por ser mecenas de artistas y científicos de su época. La joya es conocida como el “Sello de Nerón” y representa una terrible imagen que alude al mito griego en el que Apolo hace desollar vivo al sátiro Marsias por haberlo retado a una competencia musical y derrotarlo. Este mito fue interpretado en un sentido neoplatónico: la liberación del alma divina del cuerpo terrenal; “Quid me mihi detrahis”, o “¿Por qué me extraen de mí mismo?”


¿Y esto cómo se relaciona con el amor secreto? Excelente pregunta. Simonetta Cattaneo nació en 1453 en una pudiente familia de comerciantes de Génova. A los 16 años contrajo matrimonio con el florentino Marco Vespucci, instalándose a partir de entonces en Florencia como Simonetta Vespucci, la mujer más bella de la ciudad. Giuliano de Médici, hermano de Lorenzo el Magnífico (gobernante de facto de la República de Florencia), profesó su amor hacia Simonetta. Entre ellos hubo un romance conocido en toda la ciudad y que el mismo Sandro Botticelli inmortalizó a través de la obra “Venus y Marte”, con Simonetta y Juliano como protagonistas.


Simonetta murió muy joven, a los 23 años, víctima de tisis. Dejaría rotos los corazones de varios hombres, Giuliano de Médici uno de ellos y el pintor Sandro Botticelli como otro. Botticelli siempre estuvo enamorado de ella, pero jamás pudo confesarle su amor por miedo a las represalias del poderosísimo Giuliano. Sin embargo, exteriorizó su amor teniéndola como musa y representándola en cuadros que hoy son considerados obras maestras. Simonetta es Venus naciendo, es parte de la alegoría de la Primavera, es una Virgen María, es Atenas, es todo aquello que representaba para un pintor irremediablemente enamorado.


Fue así que en 1480, cuatro años después de la muerte de la mujer más hermosa de Florencia, Botticelli la retrató como la recordaba: elegante, encantadora, y sobre todo fuera de toda limitación material por medio del símbolo que colgaría de su cuello.


Simonetta Vespucci quedó retratada con un collar del que pende el “Sello de Nerón”. De esta manera confirmamos la relación que ella tenía con Giuliano de Médici, la espiritualidad de la que la dotaba Botticelli y el significado de una mujer que había dejado muy pronto este mundo.

Botticelli murió 34 años después de que lo hiciera su musa y continuó plasmándola en cuadros toda su vida. Hoy el pintor descansa en la Iglesia de Ognissanti, al pie de la tumba de su amada.


¿Cuáles serán las historias que esconden las caras de los retratos que cuelgan en los museos? ¿Qué historias esconden las caras que vemos en la calle diariamente? ¿Qué fue lo que inmortalizó a Simonetta? ¿Su belleza o el amor que siempre le profesó Botticelli? ¿Qué es lo que nos inmortalizará cuando nos desprendamos de nosotros mismos?


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