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Salvajismo a la italiana

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Orfebre, escultor, poeta, soldado, músico, asesino, nigromante, sacerdote y sodomita. Todo en una misma persona. Te presento al hombre que hace ver a Caravaggio como un monaguillo.


Perseo con la cabeza de Medusa - Cellini


Benvenuto Cellini dejó una de las primeras autobiografías, además de una de las más dramáticas: «Vita», «Vida» en italiano. Este libro no sólo es un documento histórico que retrata la sociedad italiana del siglo XVI, sino también la dualidad de Cellini, un hombre dispuesto a crear el mejor arte jamás antes visto, así como a matar a cualquiera que se le interpusiera.



Cellini, a pesar de haber seguido los pasos de su padre y convertirse en un intérprete consumado de flauta dulce y cornetto, optó por forjar su propio camino como orfebre. Trabajó en Siena, Bolonia y Pisa antes de finalmente ser admitido en el gremio florentino de orfebres. Con el primer triunfo vino su primer problema. En 1523 lo acusaron de prácticas sexuales prohibidas, así como de haber apuñalado a un miembro de la familia Guasconti, sus enemigos jurados. Fue condenado a muerte in absentia. Ya se había escapado.



Huyó a Roma y estableció su propio taller de orfebrería. Explotando su conexión con los Médici, se acercó al Papa Clemente VII, antes conocido como Giulio de Médici. Esta relación resultó sumamente fructífera hasta que, una vez más, sus triunfos se convirtieron en pesadilla. En 1537 las tropas del emperador Carlos V invadieron Roma. La violencia y el saqueo se desataron de inmediato. Cellini se unió a la defensa del Papa en el Castel Sant’Angelo. Ante la posibilidad de ser derrotado, el Papa le ordenó a Cellini que escondiera sus joyas sacándolas del oro y que éste lo fundiera en secreto antes de que ambos huyeran de la ciudad. Únicamente Cellini pudo escapar.



Regresó a Florencia, en donde la agitación en Roma había permitido a los florentinos desterrar a los Médici y proclamar una república. Parecía que Cellini había vuelto al hogar sin consecuencias, hasta que la peste azotó la ciudad. El miedo lo sacó de nuevo, empujándolo a buscar trabajo como orfebre en Mantua, Venecia, Nápoles e incluso París. Cuando en 1529, el emperador Carlos V reinstaló a Clemente VII como Papa tras haberlo alineado a sus intereses, Cellini decidió volver a Roma. Ahí fue nombrado jefe de la Casa de Moneda Papal. Aunque, como siempre, este éxito vino acompañado de desastre. Al enterarse que habían asesinado a su hermano, Cellini decidió buscar y enfrentar al responsable. Al encontrarlo lo apuñaló tan profundamente que no pudo sacar la hoja. Lo arrestaron poco tiempo después. Logró ser liberado gracias a su conexión con el Papa, quien le ordenó retomar su trabajo y mantenerse fuera de problemas. Claro que esto era imposible para Cellini. Se enamoró de una mujer que no le correspondía, así que optó por hechizarla. Su plan incluía un nigromante que le conjuraría demonios en el Coliseo Romano y una mujer virgen de 12 años. El resultado seguramente no fue el esperado, aunque sí le dio a Cellini un aura de terribilidad sumamente deseada por varios artistas italianos para reforzar su imagen y asombrar al público. Esto obviamente no le agradó al papado así que, una vez más, Cellini tuvo que escapar momentáneamente, no sin antes aprovechar para atacar y herir a un notario con el que tenía alguna cuenta pendiente. En lo que se calmaban las aguas, se instaló en Nápoles.



Volvió a Roma con una supuesta mejor actitud. Lamentablemente tras la muerte del Papa Clemente VII en 1534, y el nombramiento de sucesor, Pablo III, miembro de la familia Farnese, cualquier apoyo a los partidarios de los Médici era improbable. Cuando Cellini apuñaló hasta la muerte al orfebre rival Pompeo de Capinaeis, quemó su último crédito con una absolución papal. Muy necesitado de un patrocinador, se dirigió a París, a la corte de Francisco I. Lo aceptaron con indiferencia y tomó la mala decisión de volver a Roma. Al llegar, su némesis Pier Luigi Farnese, hijo del Papa, lo encarceló de inmediato en el mismo lugar que había defendido en 1527: Castel Sant’Angelo. Acusado por robo de joyas papales, Cellini relató que estando preso lo intentaron envenenar con diamantes molidos. Una dramática forma de matar a un supuesto ladrón de joyas.



Al estar preso, Cellini se refugió en la Biblia. Aparentemente tuvo una conversión milagrosa y visiones de Cristo. Claro que esto también parece haber sido una estrategia para rescribirse su vida y convertirla en una historia de redención para ser liberado. Y lo logró. De nuevo buscó suerte en la corte francesa, aunque de paso visitó Siena, donde terminó por matar a un jefe de correos. Difícilmente la decisión de un converso arrepentido. En esta ocasión Cellini fue bien recibido en Francia. Francisco I deseaba mostrar que su mecenazgo podía superar al del Papa o de su adversario Carlos V. Durante esta época Cellini creo algunas de sus mejores obras, incluyendo su famoso salero.


Saliera - Cellini


Como siempre, los problemas acechaban a Cellini. Embarazó a una de sus modelos. Luego a otra. Y finalmente se peleó con la amante del Rey. ¿La mejor forma de deshacerse de él?: Lo acusaron de sodomita. Huyó de nuevo a Florencia esperando recuperar el mecenazgo del duque Cosme I de Médici, quien había recuperado el control de Florencia y ansiaba dejarlo claro. Le pidió a Cellini que creara una escultura de Perseo tras matar a Medusa, una historia clásica que, opinaba, representaba a los Médici derrotando los ideales republicanos. Cellini trabajó en la escultura durante casi una década. Ambicioso, quería fundirlo en bronce de una sola pieza para superar el límite que Leonardo da Vinci no había podido cruzar. Claro que durante ese tiempo no faltaron peleas, amantes, rivales, política y otro embarazo.



El 27 de abril de 1554, la estatua de Perseo se develó en la Loggia dei Lanzi, frente al David de Miguel Ángel. Cosme y Florencia quedaron encantados con el resultado. Perseo sosteniendo la cabeza cercenada de Medusa apuntando a la estatua de Miguel Ángel, como si así hubiera quedado convertido en piedra. No sólo había logrado lo que Da Vinci no pudo, sino que retaba a comprar su obra en bronce contra el mármol de Miguel Ángel.



Ebrio de fama, se creyó invencible. Atacó e hirió a un orfebre rival. Fue encarcelado y liberado bajo fianza. Lo volvieron a acusar de sodomía con un aprendiz. De esta no se libró y, aunque Cosme conmutó la sentencia de cuatro años de prisión a arresto domiciliario, nunca recuperó su reputación. Así nació su necesidad por relatar su vida por escrito. Una forma de justificar sus acciones y restaurar la reputación perdida, que no tuvo el efecto que quería. Frente a escultores más jóvenes y con nuevas ideas, Cellini se retiró a vivir una vida doméstica cada vez más excéntrica. Eventualmente, se decidió por hacer los votos religiosos, pero encontró la vida de sacerdote menos emocionante de lo esperado y renunció tras unos años. Hacia el final de su vida fue nombrado miembro de la Academia Florentina de Diseño, pero en cada oportunidad que podía luchaba con los demás miembros. Terminó siendo etiquetado como «ese loco desesperado».



Cellini murió el 13 de febrero de 1571. Lo enterraron en la iglesia de la Santissima Annunziata, con gran pompa y elogios, irónicamente, por su virtuosa vida.



Cellini sobrevivió a la guerra, el encarcelamiento, el envenenamiento, la sífilis, la peste y a sus enemigos. Dejó amantes, hijos, víctimas, cadáveres y hechiceros por su camino. Se hizo amigo de duques, cardenales, papas y reyes. Cellini no sólo vivió al máximo, sino que estuvo presente en varios de los puntos cruciales de finales del Renacimiento y dejó algunas de sus obras más impresionantes. Su vida, aún poco reconocida, fue un parteaguas del tipo de vidas que llevarían los artistas más adelante, como Caravaggio, que en el Barroco también dio mucho de qué hablar. Aunque, tal vez, no tanto como Cellini.



¿Conoces otros artistas que hayan vivido al límite? ¿Notas en sus obras el efecto de sus vidas tormentosas?


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Detalles de «Perseo con la cabeza de Medusa» - Cellini



 


Aprende más:

Jones, Jonathan. The 10 most criminal artists ever. 27 de 02 de 2014. https://www.theguardian.com/artanddesign/jonathanjonesblog/2014/feb/27/most-criminal-artists-picasso-banksy-caravaggio (último acceso: 29 de 07 de 2021).



Fuentes:

Brotton, Jerry. Benvenuto Cellini — is this the face of the sculptor and murderer? 22 de 03 de 2021. https://www.ft.com/content/0fb66c95-8745-4ba6-b2f6-1bb2f2ffba8c (último acceso: 2021 de 07 de 29).

Chorzempa, Martin. Benvenuto Cellini’s dark and hilarious autobiography. 31 de 12 de 2019. https://www.theflorentine.net/2019/12/31/renaissance-romp/ (último acceso: 29 de 07 de 2021).





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