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Lawrence de Arabia

Actualizado: 26 ene 2022

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea


T.E Lawrence (alias Lawrence de Arabia), 1919


Entre las arenas del desierto de la península arábiga pocos personajes han fascinado el imaginario de Occidente como el teniente coronel británico T.E Lawrence, mejor conocido como Lawrence de Arabia. Su personalidad carismática, representada en la gran pantalla bajo la actuación estelar de Peter O’Toole en 1962, fue sin duda la característica que le hizo ganar la lealtad y los corazones de las tribus del desierto.



Thomas Edward Lawrence, nacido en Gales en 1888, poseía un profundo interés por la Historia y una fascinación particular por la Arqueología y Medio Oriente. Gracias a su desempeño académico logró estudiar en la prestigiosa universidad de Oxford y a partir de allí realizó varios viajes al mundo árabe donde pudo aprender su lengua, una tan antigua como el siglo I d.C. Durante el siglo XIX, la península arábiga se encontraba bajo el dominio del Imperio Otomano, y cuando éste entró a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) como enemigo de Gran Bretaña, Lawrence fue la persona indicada para defender los intereses que el gobierno británico poseía en ésta apartada región del mundo.



Antes de la Primera Guerra Mundial, los árabes musulmanes de la península se enfrentaron a poca o ninguna discriminación por parte de los turcos otomanos, incluso llegaron a dominar la administración local del Imperio Otomano. El viraje sobrevino cuando, consientes de las ideas occidentales del siglo XIX de nacionalismo y soberanía, los jefes tribales de Arabia temieron las posibles consecuencias del movimiento de los Jóvenes Turcos, un movimiento político que buscaba reformar el Imperio implementando un gobierno constitucional y una agenda nacionalista pan-turca que alienaba a muchos de los súbditos árabes mediante la imposición de la lengua turca. El resultado: una contra respuesta nacionalista árabe se desencadenó en Medio Oriente.



Frente a tan explosiva coyuntura, el jerife árabe de La Meca, Husayn ibn Ali (حسین بن علی), envió a uno de sus hijos a negociar con los británicos para recibir apoyo en su levantamiento contra el Imperio Otomano. Durante todo 1915 los británicos enviaron dinero y armas a Husayn ibn Ali para que éste expandiera sus alianzas tribales en la península arábiga y estuviese fortalecido para cuando llegase el momento oportuno de atacar. Mientras tanto, T.E Lawrence tuvo como misión identificar cuál de los hijos de Husayn sería el líder más exitoso y, por lo tanto, el más útil para los británicos. Cuando el tiempo de levantarse en armas llegó en 1916, Lawrence había logrado volverse el consejero militar del tercer hijo de Husayn llamado Fáysal, y juntos lideraron la afamada Rebelión Árabe (1916-1918) que significó un verdadero dolor de cabeza para un ejército otomano que intentaba defenderse de las potencias europeas.



Mediante progresivos ataques estilo guerrilla, las fuerzas árabes de Fáysal y Lawrence fueron tomando los puertos del Mar Rojo y desarticulando el ferrocarril otomano que se adentraba en la península arábiga, esto con el objetivo de impedir la llegada de nuevas tropas enemigas. Destruyeron tramos de vías, puentes, torres de agua e incluso algunas estaciones de tren, dejando a 12,000 soldados otomanos incomunicados en Arabia y allanando el camino para las incursiones militares de los británicos en la región. No obstante, el hito de todas las victorias de estos guerreros a camello fue capturar, en junio de 1917, el último puerto otomano del Mar Rojo: Aqaba. Con este inigualable logro Lawrence se ganó la estima de los árabes beduinos y ascendió a la categoría de mito, incluso eclipsando por un momento la popularidad de Fáysal.


Imagen 1. Emir Fáysal en Versalles, durante la Conferencia de Paz de París de 1919 [Fáysal (al frente) y Lawrence (atrás a su izquierda)] / Imagen 2. Lawrence de Arabia en campaña en el desierto / Imagen 3. Lawrence a camello


Tras Aqaba, Lawrence fue a Egipto y se reunió con el general Sir Edmund Allenby, el líder de la Fuerza Expedicionaria Egipcia de Gran Bretaña. Allí ambos acordaron que las fuerzas de Fáysal podrían apoyar en una nueva campaña. Las fuerzas árabes, expertas en la guerra de guerrillas, acosaron e inmovilizaron a miles de tropas otomanas hasta que éstas no pudieron evitar la entrada triunfal del contingente árabe-británico a la milenaria ciudad de Damasco. La alegría fue tal que se recuerda cómo Fáysal, tomando la corona laureada de la tumba del sultán y gran conquistador Saladino (s.XII), se la dio en manos al guerrero extranjero que se entregó a la causa de su pueblo: Lawrence de Arabia.



Lawrence reconoció la caída de Damasco como una victoria para Fáysal y abandonó Medio Oriente poco después, volviendo a Inglaterra para trabajar desde allí por el reconocimiento de la independencia de los Estados árabes. No obstante, los intereses políticos de Francia y Gran Bretaña se sobrepusieron a sus esfuerzos y el acuerdo de Sykes-Picot de 1916 fraccionó Medio Oriente en esferas de influencia británica y francesa; el sueño de Fáysal y Lawrence tendría que hacerse esperar.



Como Lawrence, ¿cuántos personajes conoces que se hayan entregado a causas ajenas y las hicieran suyas hasta conquistar los corazones de sus compañeros? Sin duda, un ejemplo de amistad entre pueblos.


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