Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea
Era diciembre de 1914, apenas habían transcurrido los primeros meses de la cruenta Primera Guerra Mundial, y ya podía verse a soldados alemanes, franceses y británicos intercambiar disparos sobre tierra de nadie. Sus municiones volaban por encima de difuntos y heridos en batalla, mientras buscaban esquivar la muerte desde sus trincheras anegadas. Sin embargo, al llegar Nochebuena, la violencia tomó un giro inesperado. El káiser Guillermo II ordenó mandar al frente abetos decorados para la ocasión decembrina, así como raciones extra de pan, salchichas y licores; la contienda de pronto asumió un aura de paz y fraternidad sin precedentes.
Del lado enemigo empezaron a llegar susurros de una canción familiar que evocaba lo mejor del corazón humano. Los alemanes empezaron a cantar el villancico Noche de paz y, poco después, una voz se alzó en el lado británico y se sumó a ellos. Alemania, Francia y Gran Bretaña, cada uno en su idioma, unieron sus voces en un esfuerzo por olvidar la confrontación. Nadie deseaba ocultarse ni seguir luchando bajo el cielo estrellado de aquella noche.
Tras vocear promesas como «Tú no disparar, nosotros no disparar», los hasta entonces enemigos salieron de las trincheras para estrecharse la mano y fumarse un cigarrillo juntos. Cada bando había sufrido la pérdida de compañeros, familiares o amigos, y se acordó continuar con la tregua el día de Navidad para así darles digna sepultura. Más adelante, los soldados intercambiaron comida y regalos que les habían enviado desde sus casas, y se regalaron algunos botones para guardarlos de recuerdo. Contra todo pronóstico, por algunos días, los ejércitos enfrentados dejaron de distinguir uniformes, idiomas o nacionalidades, y optaron por forjar vínculos fraternos, acotando los enfrentamientos a un amistoso e improvisado partido de fútbol. ¿El marcador? 3 a 2 a favor de Alemania según el escritor y erudito británico Robert Graves.
Con el año nuevo ambos bandos reanudaron sus actividades, obligados por sus superiores, claro, pero en sus cartas y diarios los soldados reflejaron el grato recuerdo de su tregua navideña:
«Qué maravilloso –escribió un combatiente alemán–, y qué extraño a la vez».
La Navidad ya está cerca. Llama a tus seres queridos, no olvides hacer las paces con tu prójimo y prepara el mejor cierre de año posible. Por lo pronto Compass. Guiándote por la Historia te agradece un año repleto de Historia y aprendizaje. Te deseamos lo mejor para el próximo 2023 ¿Cuáles serán tus propósitos? ¡Gracias por todo querido lector! Sigamos en contacto, da clic aquí y síguenos: Facebook, Instagram.
UN VIDEO PARA LA OCASIÓN
Aprende más:
Nuestro libro recomendado es - Breve historia de la Navidad por Francisco José Gómez Fernández
Fuentes:
Comentarios