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Oaxaca: un mundo subterráneo

Autor: Fermín Beguerisse Hormaechea


A lo largo de Latinoamérica se ha hecho cada vez más recurrente escuchar de túneles subterráneos en ciudades como Aguascalientes, Guadalajara, Guanajuato, Puebla, incluyendo algunas ciudades del Cono Sur como Santiago (Chile) y Buenos Aires (Argentina). Muchos de estos túneles, construidos en épocas coloniales, habían permanecido olvidados por mucho tiempo, incluyendo los recientemente descubiertos en la ciudad de Oaxaca.

Con la caída de Huaxyacac (Oaxaca) en manos españolas en 1521, poco tiempo pasó para la llegada oficial de los primeros frailes dominicos a esta región. A manera de complementar su labor evangelizadora entre los pueblos indígenas, los frailes se dieron a la tarea de construir las primeras iglesias y conventos, acompañando a estas edificaciones eclesiales de un sofisticado entramado subterráneo para conectarlas. Entre los templos y conventos bajo los que fueron construidos esta serie de túneles podemos encontrar el de Santo Domingo, Santa Catarina de Sena y el ex convento de San José, éste último ocupado actualmente por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y donde se pueden encontrar dos vías: una dirigida a la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad y otra dirigida a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Oaxaca.

Adentrados a la segunda mitad del siglo XIX, las Leyes de Reforma y la Guerra de Reforma dieron una nueva apariencia al recién independiente Estado mexicano. Con la expedición de la Ley Lerdo, también conocida como “Ley de desamortización de las fincas rústicas y urbanas de las Corporaciones Civiles y Religiosas de México”, gran cantidad de bienes inmuebles, tanto de la Iglesia Católica como de corporaciones civiles, fueron puestos en venta a particulares con el objetivo de fomentar la compra-venta y la economía nacional, lo que indirectamente provocó la clausura del mundo subterráneo oaxaqueño.

Sin embargo, es posible encontrar constataciones militares que dan testimonio del conocimiento y el uso de estos túneles durante la convulsión política que enfrentó a liberales y conservadores en la Guerra de Reforma. El caso más reconocido es el recogido en las memorias de Porfirio Díaz, donde se habla precisamente de una comunicación encubierta en el convento de Santa Catarina de Sena, lo que hace pensar el uso estratégico que se hizo de este entramado bajo tierra en tiempos de guerra.

Hoy en día se estima que hay cerca de 40 redes de túneles debajo del centro histórico oaxaqueño, llegando algunos a medir hasta 3 km de longitud y 2 m de alto. No obstante, algunos permanecen sellados e inactivos, dejando varios misterios por descubrir en una de las ciudades culturales más vibrantes de México.

Con casos similares y replicables en Latinoamérica ¿qué es lo que despierta en el ser humano su interés por rebasar los obstáculos geográficos? no importando si ello significa incluso moldear una ciudad entera por debajo de sus propios pies.

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