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El sonido de la jungla

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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Hoy traigo para ti sonidos exóticos provenientes de un archipiélago lejano. Música que oculta entre ritmos complejos e hipnóticos la historia entera de una cultura.



«¿No recuerdas la música javanesa capaz de expresar cada matiz de significado, incluso lo innombrable, y que hace que nuestras notas tónicas parezcan fantasmas vacíos para el uso de niños insensatos?»



Esto fue lo que el compositor francés Claude Debussy le escribió a un amigo tras escuchar por primera vez la música gamelán de la isla de Java. La descubrió en el verano de 1889 durante la Exposición Universal de París. Quedó maravillado al escuchar una agrupación repleta de gongs, xilófonos de metal, tambores y bailarines. Más allá de lo exótico, ese sonido rompió la manera en que entendía la música y le desencadenó una forma nueva de componer usando dos conceptos insólitos: Utilizar el ritmo en capas hipnóticas enriquecido con cambios rápidos; y usar una entonación y timbre que no corresponda a la escala occidental —como con campanas y gongs— para crear un mundo sonoro nuevo. La música en Occidente no volvió a ser igual gracias al gamelán.



Pero ¿exactamente que es un gamelán? En toda Indonesia, particularmente en las islas de Java y Bali, el gamelán es tanto la forma de música tradicional como la agrupación que la interpreta. Consiste en una variedad de instrumentos de percusión de metal —pues así duraban más en el clima húmedo de la jungla— acompañados de flautas, cuerdas y vocalistas. La percusión es la parte central y de ésta viene el nombre, pues gamelán es la palabra javanesa para martillar.



El gamelán se originó en el siglo VIII, dentro de la vida cortesana que existía entre los reinos hindús y budistas de Java, Sumatra y Bali. Siete siglos después ya se esperaba que las familias reales aprendieran a tocar en un gamelán y sus habilidades musicales medían su sabiduría, valentía o belleza. Con el crecimiento del imperio javanés de Mayapahit (1293-1527), se importó de China el gong y se unió a la tradición junto con tambores de piel cosida provenientes de India y cuerdas frotadas de Arabia. En el siglo XV la región se convirtió al islam y, para fortuna del gamelán, abrazó la interpretación sufí. Esta rama mística valoró el estilo musical como camino a lo divino, a diferencia de las versiones más legalistas que podrían haberlo sofocado. Por su parte, Bali, el otro centro de gamelán, siguió siendo hindú. Este cisma debilitó los lazos entre Java y Bali, y como consecuencia se desarrollaron dos formas distintas de música. La primera más lenta y meditativa, mientras que la segunda mucho más rápida y centrada en un virtuosismo que más tarde se estimuló durante la colonización holandesa.




En 1602 la poderosa Compañía Holandesa de las Indias Orientales expulsó a los portugueses de la región y robusteció su poder sobre el comercio de especias en el Océano Índico. Colonizaron gradualmente el archipiélago indonesio hasta que, en 1800, la Corona se encargó directamente de la administración de lo que nombraron las Indias Orientales Neerlandesas. Durante este tiempo algunos funcionaros coloniales quedaron maravillados por las actuaciones de gamelán y no sólo se dedicaron a registrar el fenómeno con descripciones detalladas, sino que estimularon su conservación. Este interés europeo por lo exótico fue lo que llevó a una agrupación de gamelán a la Exposición de París, para fortuna de Debussy. Pero esta música tan particular aún tenía un papel más que interpretar.



Tras la independencia indonesia de los Países Bajos en 1949, los nuevos líderes tenían la poco envidiable tarea de crear una nación a partir de una colección de islas y atolones, culturas y religiones, etnias y costumbres. El gamelán se financió con fondos públicos durante dos décadas para fomentar una identidad nacional a partir del arte nacional indonesio. Hoy en día es una de las características más importantes de los espectáculos de marionetas de sombras, danzas y rituales en Indonesia, se escucha con frecuencia en la radio y la mayoría de los indonesios lo han adoptado como su sonido nacional. El gamelán es un ingrediente crucial para el pegamento social de Indonesia.



Podemos discernir la cultura de una sociedad por medio de su música y el resto de las artes que aprecian y producen. En el caso de Indonesia, una actuación de gamelán refleja la actitud de la población al mismo tiempo que revela su historia, sus dinámicas sociales, sus creencias y la filosofía con la que leen la realidad. Escuchar música de otras culturas es una de las mejores maneras de ampliar nuestra visión del mundo, de conocer puntos de vista distintos y de enriquecer nuestra propia cultura. Hagamos como Debussy y veamos más allá, después de todo es la mejor manera de ampliar nuestros horizontes y recordar que las diferencias pueden unir en lugar de dividir.



Si quieres escuchar gamelán no olvides bajar a la sección de «Aprende más». Ahí encontrarás una liga a un video para escuchar esta maravilla indonesia.



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