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Elefantes por los Alpes

Actualizado: 22 ago 2020

Autor: Esteban Soní Rico


Luego vosotros, tirios, perseguid con odio a su estirpe/ y a la raza que venga, y dedicad este presente/ a mis cenizas. No haya ni amor ni pactos entre los pueblos. / Y que surja algún vengador de mis huesos/ que persiga a hierro y fuego a los colonos dardanios/ ahora o más tarde, cuando se presenten las fuerzas. / Costas enfrentadas a sus costas, olas contra sus aguas/ imploro, armas contra sus armas: peleen ellos mismos y sus nietos.

Eneida, IV, 622 - 629.

[Anibal cruzando los Alpes, imagen: Heinrich Leutemann]


El fragmento de la Eneida, escrita por Virgilio en el 19 antes de Cristo busca, de una manera mítica, explicar el origen de la enemistad entre Roma y Cartago, y de las guerras púnicas― que fueron tres conflictos bélicos entre ambas ciudades entre 264 y 146 antes de Cristo―. Y también se entiende que el vengador es Aníbal, quien fue general y estratega cartaginés en la segunda guerra púnica (218-201 a.C.). Aníbal tiene gran fama por haber realizado una de las hazañas más audaces y sorprendentes en la historia.



El Estado Púnico, del latín arcaico Poenici, es como los latinos se referían a los cartaginenses y a sus ancestros, los fenicios. Este particular Estado se localizaba en unas de las regiones históricas del norte de África― actual Túnez, con costa frente a Italia― y se formó alrededor del siglo VI a. C., teniendo por capital a la antigua ciudad de Cartago.



Ahora bien, las guerras púnicas fueron los conflictos entre la República Romana, que buscaba su expansión alrededor del mediterráneo, y los púnicos, que tenían muchos puertos comerciantes en las costas del norte de África. Roma, que deseaba dominar las costas del mediterráneo vio un enemigo en Cartago, lo cual le llevó a tener tres grandes conflictos en su contra. Si bien, los romanos les llamaron “guerras púnicas” por ser su conflicto con los púnicos, los cartaginenses les llamaron “guerras romanas”.



La primera guerra púnica terminó cerca de 20 años antes de la segunda, en ésta, Roma tuvo una serie casi ininterrumpida de victorias, provocando que Cartago firmara un tratado de paz con Roma. Con el tratado de paz como protección contra la República, los cartaginenses aprovecharon para mejorar sus finanzas y expandir su imperio hacia Hispania ―hoy España y Portugal―, bajo el liderazgo de la familia Barca. No obstante, en el 219, Aníbal Barca atacó Sagunto, una ciudad romana en Hispania, lo que dio inicio al segundo enfrentamiento.



Tras el asedio y conquista de Sagunto por parte de Aníbal, Roma le advirtió que retrocediera, de lo contrario, le declararía la guerra a Cartago. Pero Aníbal, siendo entonces un joven general, decidió no hacer caso a lo que Roma le mandaba, pues estaba decidido a atacar la capital de la República. Su único problema, era el cómo llegar a la península itálica desde Hispania, porque después de la primera guerra, casi todas las costas del mediterráneo quedaron bajo domino romano.



Esto llevó a Aníbal a tratar de llegar a Italia a través de los Alpes, cosa que los romanos no esperaban, debido a que el ejército comandado por Aníbal, era numeroso en infantes, en jinetes, pero, sobre todo, en elefantes de batalla, y nadie imaginaba que los elefantes pudieran cruzar las montañas.



En otoño del 218, Aníbal cruzó su ejército por encima de los Alpes, y aunque sí sufrió algunas bajas en su ejército, la mayor parte pudo llegar al otro lado, permitiéndole así comenzar una serie de batallas en Italia que fueron abriéndole paso a la capital romana.



Este episodio es una de las hazañas militares más grandes de la historia, ya que, por un lado, nadie esperaba que Aníbal fuera capaz de semejante hazaña, y mucho menos de lograrla, haciéndole acreedor de la admiración y el respeto de muchos. Por otro lado, evitó las batallas que parecían inminentes, pues desde el primer momento algunas tropas romanas ya se dirigían hacia Hispania para enfrentarle.



Desgraciadamente, la suerte no estaba del lado de Aníbal, porque tras haber realizado tan gran odisea para llegar a la capital, después de algunas batallas, no pudo tomar Roma, ya que había sufrido grandes bajas, tanto cruzando los Alpes como en las batallas que le siguieron, aunque sí mantuvo su ejército en Italia casi una década.



Además, de parte de Roma, el general Publio Cornelio Escipión, después llamado el Africano, sabiendo que Aníbal estaba en campaña tratando de llegar a Roma, decidió viajar al norte de África, para atacar Cartago, lo que provocó que el Senado púnico llamara a Aníbal de Italia para defender la ciudad.



De esta manera, Aníbal tuvo que abandonar la guerra en Italia y viajar a África, donde se enfrentaría con Escipión, y contra quien, al final, perdería en la Batalla de Zama, con la cual concluiría la guerra. Tras esta victoria, Escipión tomó el célebre nombre de Africano, por el cual más se le conoce. Después de la guerra, Aníbal se vio obligado a discutir el tratado de paz con Roma. Lo que le hizo perder el respeto de su pueblo, quienes vieron a su mejor general derrotado ante Roma.


¿Qué odisea estarías dispuesto a realizar para proteger aquello que más te importa?, ¿has hecho algo, que aún sin haber tenido éxito al final, sabes que siempre se recordará?

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Aprende más:

Fuentes:
  • Greene, R. (2019). Las 33 estrategias de la guerra. Océano.

  • Livio, T. (1993). Historia de Roma desde su fundación, Villar Vidal, J. A., Traducción y notas. Biblioteca clásica Gredos, 176.

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