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Un profesor que no podía escribir

Autor: Guillermo Beguerisse Hormaechea


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¿Notas algo especial de este escrito medieval? ¿No te parece que en comparación a otros este se puede leer más fácilmente? Esta es la historia del hombre que quiso aprender a escribir cambiando un continente.


Carlomagno, quien llegó al trono franco en 768, destacó como emperador por ser el principal iniciador del primer renacimiento cultural en Europa: el «renacimiento carolingio». Este periodo de enorme actividad cultural se desarrolló desde finales del siglo VIII hasta el IX, inspirado en el Imperio Romano de Occidente. Durante este periodo las artes, especialmente la escritura, fueron esenciales para promover un nuevo estándar de cultura y de educación imperial.


Durante el inicio de su reinado, Carlomagno, angustiado al ver que prevalecían estándares extremadamente pobres de cultura, ordenó que el clero fuera educado estrictamente, ya fuera por persuasión o por coacción, e hizo obligatorio el manejo fluido del latín. Sólo sobre esta base surgió la posibilidad de dar a los jóvenes más brillantes, incluyendo algunos laicos, una formación religiosa y académica más avanzada. Esta nueva educación, que tenía la intención de preservar conocimiento por medio de textos clásicos y religiosos, necesitó por orden imperial un estándar de escritura legible y fácil de replicar. Este estilo común, que sentó las bases de las tipografías actuales, se denominó: la minúscula carolingia.


Las conquistas de Carlomagno lo pusieron en contacto con varias culturas y conocimientos de otros países, tales como los de la España morisca, la Inglaterra anglosajona y la Italia lombarda. Gracias a estos lugares, que representaban las áreas donde se había mantenido la cultura clásica y cristiana en los siglos VI y VIII, la corte se convirtió en una especie de «academia». Esto aumentó considerablemente dentro del imperio el número de escuelas monásticas y scriptoria (centros de copia de libros).


Reconociendo la importancia de los manuscritos en el renacimiento cultural, Carlomagno formó una biblioteca (cuyo catálogo aún existe), hizo que se copiaran textos y libros en la nueva tipografía, y ordenó a cada escuela que mantuviera un scriptorium. La integración de los scriptoria en Francia permitió que hoy en día la mayor parte de las obras de latín clásico que se conservan hayan sido copiadas y guardadas por los eruditos carolingios, preservando lo que en otros casos hubieran sido pérdidas irreparables. Asimismo, Carlomagno se interesó seriamente en su propia educación, promoviendo las artes liberales en su corte, trayendo sabios de otras tierras, y ordenando que sus hijos y nietos tuvieran una educación de alta calidad. Incluso él estudió gramática, retórica, dialéctica, aritmética y astronomía. Lamentablemente el gran fracaso de Carlomagno fue su incapacidad para escribir. Ya era un hombre viejo cuando comenzó su aprendizaje, incluso se dice que practicaba las letras en su cama durante su tiempo libre y que escondía tabletas de cera bajo su almohada para no olvidar hacerlas. Sin embargo, por su edad ya no pudo aprender.


El hombre que no pudo aprender a escribir fue el responsable de que hoy en día todos podamos leer con facilidad textos que estuvieron a punto de perderse en el obscurantismo. Si no pudo escribir él, dejó mucho para que seamos nosotros quienes escribamos por él.


¿Cómo crees que se deba de mantener la cultura y el conocimiento en la actualidad? ¿Qué opinas acerca de los índices de lectura decrecientes a nivel mundial y cómo crees que esto afecte a las siguientes generaciones? Por lo pronto, #lee1min y #descubremilenios.


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